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La industria de Pájaro bobo

historias

13 de septiembre de 1936


En la madrugada del 13 de septiembre de 1936, junto a la ermita de Santa Bárbara de Puerto de Béjar, Salamanca, muere Miguel Ibero, de 39 años. En el mismo instante, su hijo Ramón Ibero, de dos años, deja de ser el que es y empieza a ser el que será.
Ahora, cuando está a punto de dejar de ser el que será, Ramón Ibero se pregunta: ¿tuve padre alguna vez?

11 de septiembre: tres agentes del Sanedrín catalán en los Madriles

Espías que siguen espiando a sabiendas de que los están espiando

Si la Rosa de los cardos tenía por misión arruinar la Biblioteca Nacional, de modo que no fuera ni biblioteca ni nacional (algo así como, salvando las distancias, lo que debía hacer Josep Piqué con el partido de los impopulares populares de Cataluña), Valentí Puig, el «Golafre de las Pitiusas», lleva años guarreando las páginas de ABC, el único diario de todos los españoles, para que sus lectores cojan asco a la lectura y de paso no se enteren de lo que pasa ni en España ni, por supuesto, en ese trozo de ella llamado Cataluña. Llevado de su dominio del medio, o de su cinismo, este agente del Sanedrín catalán no se limita a amontonar palabras: nos toma por tontos y se presenta como listo, como entendido, como conocedor de todo lo conocido y conocible. Una auténtica lumbrera de la perfidia en el ámbito de letra impresa. Por todo ello, Pájaro bobo, convencido de que estamos ante un delincuente de tomo y lomo, le grita: «Miserable, avergüénzate de tu comportamiento».
El caso de Enric Juliana, bautizado en este universo virtual con el sobrenombre de «Topo del parque del buen Retiro», coincide en líneas generales con el del «Golafre», pues él también reside y trabaja en los Madriles por encargo del Sanedrín catalán, pero se dedica específicamente husmear, rastrear y, en la medida de lo posible, sembrar cizaña para luego informar a sus jefes a través de La Vanguardia, órgano del Govern. En un principio, Pájaro bobo pensó que el subsodicho plumilla tenía ingenio y chispa, pero con el tiempo ha podido comprobar que su bagaje intelectual, tanto en conocimientos como en estructuras mentales, es sumamente precario. Él procura ocultar su pobreza recurriendo igualmente a la acumulación o sorites, pero, en cambio, utiliza un lenguaje coloquial, a veces incluso poético, para verter sus cápsulas de veneno con plena o casi plena impunidad. Podemos pensar que cobra de la Generalidad por su labor de rastreo diario del clavegueram (alcantarillado) metropolitano, pero difícilmente podríamos imaginar que pudiera ganarse el sustento como corresponsal de guerra. En cualquier caso, para un agente en misión de espionaje en los Madriles siempre es un mérito exhibir un manejo deficiente y, a ser posible, pobre del idioma español.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿por qué los agentes del Sanedrín catalán en Madrid viven como señores y gozan de la condición de tales, cuando muchos españoles residentes en Vascongadas están sometidos a la ley de los trabucaires etarras y muchos españoles residentes en Cataluña sobreviven en condiciones de muerte civil y sus nombres figuran en las listas negras elaboradas por los comisarios políticos de la Generalidad?

Francisco Umbral: el fenómeno Umbral


De la realidad al mito pasando por el café Gijón

Sin apenas saberes, apercibido únicamente con la leve pátina de cultura cafeteril de alguien a quien le van los pasatiempos de leer y escribir, Francisco Umbral ha vivido y ha pernoctado en los cafés madrileños durante cincuenta años como figura singular de la literatura y el periodismo. Puro parasitismo español del siglo XX, trasunto del siglo XIX. Como ni sabía ni entendía de nada, Francisco Umbral podía escribir de todo. En realidad, el tema era para él un pretexto. En realidad, en sus páginas no hay tema o, si se prefiere, el tema es siempre el mismo. Y ese tema es mero pretexto, necesariamente inocuo y superficial, para sus figuras literarias, para sus metáforas. Pájaro bobo está convencido de que Umbral pasará a la historia como el fenómeno Umbral y el fenómeno Umbral se estudiará como un caso sorprendente y decidamente único en la historia de nuestra literatura. El fenómeno Umbral atesora para siempre todo un cúmulo de las metáforas más bellas, audaces y poéticas (creativas) de nuestra lengua escrita. Francisco Umbral ha muerto, nos queda el fenómeno Umbral.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿alguien puede odiar realmente a un creador-portador de belleza?

Miguel, berliner Konzertist

Nuestro hijo Miguel, que ya no es nuestro, sigue con sus industrias en Berlín, capital histórica de todas las Alemanias y de aquella ya legendaria Mitteleuropa que en sus mejores tiempos se extendía de aquende el Rhin a alllende el Volga. Hoy esa Mitteleuropa es, gracias a sus ciudades, un palimpsesto inmenso. He aquí las industrias de Miguel.
Primera industria. Trabajo fin de carrera (Telecos) en la Technische Universität. Tema: sensores y encriptadores. El tutor o Betreuer se llama Bernd Agern. La presentación del trabajo está prevista para diciembre. Miguel obtendrá/tendrá una titulación hispano-alemana.
Segunda industria. Conciertos en café-bares y gasolineras. Entrada y pase, gratis. Miguel toca la guitarra y canta en alemán, inglés y/o español. Su nombre artístico es Mani Rodríguez, que, según dice, suena a sudamericano. Al menos, da el pego. Su colega toca la batería y al parecer le pone brío a la cosa. El pasado fin de semana dieron un concierto —así lo llaman ellas y ellos— en un bar del antiguo y viejo Berlín oriental con capacidad para unas cincuenta personas. Pienso en Josef Roth, en sus espeluncas y en sus santos bebedores. El concierto de Miguel y su colega fue todo un éxito. Él no ha estudiado ni solfeo ni música, pero quienes lo conocen y le han oído hablar y musicar dicen que entiende.
Tercera industria. Según nos ha contado —la criatura ya tiene 25 años—, unos cazadores disfrazados de ejecutivos fueron y le contrataron allí, en Alemania. Empezará a trabajar en enero. En lo suyo, que es lo suyo.
Miguel, que estudió informática por su cuenta y riesgo, ha superado con nota las pruebas de programación y ha programado su vida de manera metódica y equilibrada. Es un buen hijo.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿continuará Miguel la industria paterna?

Memoria de un hijo de la guerra

Ni falsa buena conciencia ni falsa mala conciencia

Con dos años perdí a mi padre, Miguel Ibero Alonso, obrero socialista asesinado, con tres compañeros suyos, en la madrugada del 13 de septiembre de 1936, junto a la ermita de Santa Bárbara del Puerto de Béjar, Salamanca. Cuarenta años más tarde tuve que ver cómo los separatistas catalanes utilizaban a los españoles residentes en Cataluña, entre los que me contaba y me cuento, para derrocar la dictadura de Franco, al fin y al cabo una dictadura española, y luego les imponían una dictadura catalanoseparatista y, por lo tanto, antiespañola. Concretamente en Sabadell, elementos catalanistas como Toni Farrés, presuntamente de izquierdas, actuaron como líderes de los obreros de las barriadas que protagonizaron las huelgas, las manifestaciones y, a la postre, el levantamiento general contra el régimen de Franco y, acto seguido, entregaron el poder a la burguesía catalana, a la que de hecho pertenecían, de acuerdo con un plan elaborado previamente. Una vez instaurada la dictadura catalanista, sus beneficiarios trataron de infundir a los disidentes, entre los que me contaba y me cuento, una falsa mala conciencia que debía constituir la base de sustentación y la coartada de su falsa buena conciencia. Y ahí siguen. Imagino que no debe ser fácil encontrar en la historia de España un caso de perfidia colectiva comparable. Miserables, miserables.
Confieso que no me gustaría morir con odio y rencor en el alma, pero aún menos con esa falsa mala conciencia que tratan de inculcarme. No creo que estén ahí mis pecados. En todo caso, mi gran pecado será mantenerme fiel a mis convicciones y gritar ahora y siempre ¡Viva España!

Historias de la puta guerra

Vanguardia, retaguardia y rovell de l'ou

En La Vanguardia de hoy, viernes de dolores y atentados, Alfredo Abián, su director adjunto y por lo tanto subalterno, comenta la actitud de los vascos, de algunos vascos, en la guerra civil. A Pájaro bobo, su texto, un gazpacho a duras penas comestible, digerible y aprovechable, le ha provocado vómitos. En cualquier caso, no parece ni inteligente ni leal tratar ese hecho, gozne de la historia de todos los españoles en el siglo XX, en el espacio de unas pocas líneas y aprovechar la ocasión para dejar caer furtivamente, en este caso a la manera púnica, unas cuantas granadas de mano. Todo un alarde de irresponsabilidad y mala fe. Después de leerlo y estudiarlo, Pájaro bobo ha llegado a la conclusión de que el mencionado subalterno y ahora quintacolumnista ha venido a decir que tanto los separatistas de allí arriba como los de aquí, a orillas del mar o ciénaga de la Sargantana, estaban entonces y están ahora en contra de España. Para eso no necesitaba tamaño camuflaje. Acaso le convenga saber que, como en las Vascongadas, aquí todos nos conocemos. Y de la misma manera que unos saben quiénes son los enemigos de Cataluña a los que hay que marginar y, en caso necesario, eliminar, marginados y eliminandos saben quiénes son los beneficiarios del rico y sabroso rovell de l'ou, sea como miembros o como voceros.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿a qué se debe que los opresores sigan teniendo miedo de los oprimidos?

ABC, mi casa


Cuando leer es llorar

Pájaro bobo entra a diario en ABC, que, según él, es su casa/mi casa. Instintivamente busca la Tercera, que es la primera y, en ocasiones, la única. Escaparate ideológico, nunca ideal, del matutino madrileño y diario de todos los españoles, la Tercera recoge y reproduce a su manera la línea política, social y cultural de la derecha española, meseta arriba, meseta abajo. Escaparate y, por lo tanto, espejo y retrato, la Tercera de ABC permite saber, ver y comprobar cómo son y cómo piensan no sólo los lectores tradicionales y tradicionalistas del diario sino también, al menos en cierto modo, los españoles en general. Pájaro bobo llora y lamenta: los españoles siguen aferrados a una cultura anacrónicamente endogámica y, lo que es más lacerante, siguen sin conocer su lengua.
En opinión de Pájaro bobo, una coma mal puesta puede ser una blasfemia merecedora de un suspenso en secundaria, dicho sea a modo de pista.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿qué puede hacerse para que los españoles, empezando por algunos invitados del diario ABC, aprendan a escribir correctamente su lengua?

De la gauche divine al Partido de los Ciudadanos pasando por Bocaccio (lll)


Los sirgadores de Sant Gervasi y la derrota de la nave de los ciudadanos

Tras la presentación de la nueva formación política con múltiples escritos y actos de adhesión integrados en el Happening Boadella, muchos de los intelectuales comprometidos con la causa decidieron volver a sus clases, sus conferencias y sus colaboraciones periódicas y periodísticas; y, claro está, también a sus tertulias, intrigas e incruentas conjuras. Posiblemente el último acto colectivo de tan grises eminencias consistió en arrastrar la nave de los Ciudadanos, a golpe de sirga, desde la parte alta y más burguesa de la ciudad de los Condes —proeza por la que Pájaro bobo les regaló el sobrenombre de sirgadores de Sant Gervasi— hasta la Barceloneta, viejo barrio de pescadores, donde, una vez botada y rebotada, iba a iniciar su azarosa y a la vez prometedora derrota en aguas de lo que lo que hoy es una ciénaga y ayer fue mar y piélago de la Sargantana.
A juicio de Pájaro bobo, siempre atento a la fauna de la jungla de asfalto y su constante atisbar, hurtar y merodear, uno de los más atípicos y, por eso mismo, más representivos especímenes del colectivo conocido como los sirgadores de Sant Gervasi es Iván Tubau. Toda vez que él gusta de comparecer ante colegas y acólitos como periodista, escritor y profesor universitario, sin olvidar su vis de animador cultural, Pájaro bobo, nada más verlo y observarlo, oírlo y escucharlo, se dijo a sí mismo: he ahí un ácrata solipsista, narcisista y exhibicionista. Para Iván Tubau sólo existe Ivan Tubau; lo demás (¿los demás?) son sombras. Pero ahora considera obligado añadir que su patología, si es que lo suyo constituye propiamente una patología en nuestra jungla, no es peligrosa para el ser humano, pues al subsodicho no le va la guerra, tanto menos cuanto que en ella hay que matar y, para colmo, no hay espectadores. En cualquier caso, IvánTubau tiene chispa, chispa e ingenio, al menos con la pluma. ¿Sólo con la pluma?
A decir verdad, algunos intelectuales decidieron permanecer a bordo para colaborar en la gobernabilidad o ingobernabilidad de la nave y su tripulación. Quien se situó a la izquierda, de donde provenía, quien a la derecha, adonde no quería volver, quien en el centro, que siempre fue plaza de todos y feudo de nadie. En apariencia, colaboradores y saboteadores convivieron civilizadamente durante algún tiempo, hasta que, como no podía ser por menos, surgieron las disensiones, los zarandeos y los enfrentamientos. En el curso de una noche de Walpurgis sin historia, la nave de los Ciudadanos se vio sumida en el caos como por arte de magia negra, mientras las baterías de los pancatalanistas, apostadas en la costa, la sometían a un implacable fuego cruzado con metralla de toda índole y variado calibre. Afortunadamente, el joven capitán y moderno Ulises, de nombre Albert Rivera, aferrado al palo mayor y protegido por el núcleo más fiel y responsable de la tripulación, resistió ataques y traiciones e hizo oídos sordos a los cantos de sirena difundidos por la megafonía enemiga. Y ahí sigue. El hecho de que tenga como asesor y presunto ideólogo a un catedrático que se declara hijo de la izquierda, siendo como es miembro y beneficiario del establishment local y localista conocido como el rovell de l'ou, probablemente pasará a la historia como un malson (pesadilla) o como una anécdota, pues el referente más perdurable, noble y leal de todos los ciudadanos de Cataluña que, a izquierda y derecha, abogan por una sociedad abierta y se oponen a la dictadura dels botigers y sus prácticas es Vidal-Quadras, bestia negra por excelencia, sí, por su excelencia, en el imaginario de Pujol ben Gurión.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿conseguirá el Sanedrín catalán torcer el curso de la historia y evitar lo inevitable sólo con tergiversar la realidad y cambiar a su capricho el nombre de las personas y las cosas?

De la gauche divine al Partido de los Ciudadanos pasando por Bocaccio (I)


Quatre Gats

En España, queremos decir en Madrid y Barcelona, el intelectual auténtico, el intelectual que quería ser conocido y reconocido como tal, no como fuerza de trabajo esclavizada y puesta al servicio del sistema de producción/explotación capitalista, tuvo siempre el bar-café de velador parisino, picassiano y cubista como fonda y caverna platónica; el bar-café le proporcionaba los recursos imprescindibles o mínimamente necesarios para vivir y sobrevivir en medio de una sociedad irremediable e impúdicamente sumisa e inculta: tertulia y partida de mus de las tres de la tarde a las tres de la mañana, hora de barrenderos y puticlistas de acera, pero sobre todo un escenario y un escaparate para sus actuaciones, amén de copistas, admiradores pasmaos y víctimas agradecidas de sus sablazos. El zaratustra de las Ramblas y el Barrio chino, lo mismo que el del Rastro y sus aledaños, era indefectiblemente de izquierdas. Gracias a su prosodia de rapsoda, siempre tieso y jalamío, declamaba, recitaba y pontificaba desde la distancia y la altura que sólo la autoridad intelectual y moral confiere. Enemigo irreductible del trabajo productivo y la disciplina esclavizante, amén de miembro vitalicio de la gloriosa Hermandad del Tuberculoso pobre, el hombre superhombre español vivía y moría aferrado a la ilusión de cambiar la sociedad mediante la palabra, no con la acción y el esfuerzo.
Cuando, coincidiendo con las primeras y más tenues luces de la Transición, entraron en decadencia los centenarios y otrora ilustres cafés situados Rambla abajo —estamos en la Barcelona de los primeros años setenta del muy historiado siglo XX—, unos cuantos intelectuales de pipa, yerba y cartapacio, arracimados en torno a un gurú tan dado al leisure creativo y tan poco severo como Carlos Barral, siempre con el mismo ejemplar de le Monde diplomatique desplegado y visible, decidieron buscar nuevo y mejor acomodo en algún local, fuera pub, puticlub o discothèque, de la parte alta de la ciudad para seguir escenificando allí sus tertulias al amor de la priba, el chute y el trago, el trago y el chute. Así fue como el prestigioso y lamentablemente interfecto poeta, escritor y editor de espiritualizado esqueleto y creativo cacumen fue a parar a Bocaccio. Había muerto la izquierda cutre o cutricélida y había nacido la gauche divine, a la que, desde entonces y sólo de Perpiñán y Andorra para abajo, Pájaro bobo prefiere llamar izquierda exquisita o izquierda de armiño.

De la gauche divine al Partido de los Ciudadanos pasando por Bocaccio (II)


El hombre desnudo y el mimo enmascarado

Nombres aparte, esa misma izquierda reapareció años más tarde, cuando Pujol ben Gurión, secundado por la burguesía de Barcelona y sus conrades —desde monjes y feligreses montserratinos hasta vallesanos urdidores de la lana y el algodón, pasando por filisteos orgánicos en la línea de un Bartasal Porcel—, decidió implantar su «dictadura dels botigers» en la muy europeizada y europeizante Cataluña. Pronto, miembros destacados de la vieja/nueva izquierda, todos ellos librepensadores agnósticos y en su mayoría hispanopensantes e hispanoescribientes, se sintieron preteridos y pusieron el grito en las nubes. Reunidos en tertulias, asambleas y aquelarres a finis, decidieron, primero, crear un partido político y, después, apoyar a alguno ya existente, siempre que fuera realmente antisistema, antiburgués y antibotiger, pero sobre todo siempre que defendiera sus derechos y, muy concretamente, la libertad intelectual. Como el destino había previsto que en Cataluña ya existiera un partido, aún en fase embrionaria, susceptible de responder a esas premisas, los intelectuales contrarios al establishment conocido en estas tierras como el rovell de l'ou, optaron finalmente por la táctica del cangrejo ermitaño: se instalaron olímpicamente en él y lo presentaron en público con todos los honores que merecía el acontecimiento. Para ello eligieron, como token y símbolo, la figura de un muchacho en estado de naturaleza con proporciones físicas más proximas al paradigma de Durero o Leonardo que al de Miguel Ángel. Estamos hablando del joven y muy democrático Partido de los Ciudadanos y su lanzamiento de acuerdo con lo que Pájaro bobo ha bautizado con el seudónimo, ni infame ni infamante, de Happening Boadella.

El Menesteroso, mano izquierda de la Providencia

Como mensajero del cielo, el Menesteroso —camisa a la remanguillé y paso ligero de legionario— acude cada día, incluidas las fiestas de guardar, al jardín de infancia donde viven y retozan los gatitos de la Casa misteriosa. Pájaro bobo /le/lo observa por el ojo de buey de su búnker de pladur, situado a cuatro tiros de piedra de la Barceloneta y a otros tantos del mar de la Sargantana, colonia que fue de fenicios y, antes, predio de iberos ilergetas. El Menesteroso llega con sus bolsas llenas de condumio, la comidilla del barrio, y lo prepara y distribuye para que los animalitos (también llamados superinos) lo disfruten en paz y armonía. Como en el cielo, aquí no hay broncas. El Menesteroso, algo así como la mano izquierda de la Providencia, les da de comer tres veces al día. Ahora incluso les ha puesto vajilla de acero inoxidable. Ciertamente el hombre vive su misión como un apostolado.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿y si Pájaro bobo hiciera caso a las llamadas de su alma animal y se fuera a pasar una temporada con los superinos para revivir su infancia y reaprender cómo son las noches cabe la pared de un descampao?

O lo uno o lo otro: de Sören Kierkegaard a Francesc de Carreras


Al angustiado autor de El concepto de la angustia

El filósofo y teólogo Sören Kierkegaard es conocido sobre todo por su angustia existencial, tema de su obra capital, publicada bajo el seudónimo de Vigilius Aufniensis a mediados del siglo XIX en Copenhague. A esa misma preocupación responde una obra suya, mucho menos conocida, titulada en español O lo uno o lo otro (en alemán, Entweder oder). En ella, el ensimismado pensador danés, con minusvalías físicas similares a las de Immanuel Kant, distingue dos estados de un mismo ser y los contrapone en función de su experiencia vital: el ser estético y el ser ético. Ahí estamos.
Pájaro bobo acepta que Francesc de Cararreras sea catedrático de Derecho constitucional y escriba lo que escribe y como escribe. Y lo acepta, entre otras razones, porque el padre Hegel le enseñó, cuando él, pájaro bobo, aún penaba y purgaba en su edad estética, que lo real es racional y lo racional es real. Aun así...
Tres preguntas ingenuas e intempestivas
¿Se puede ser catedrático de Derecho constitucional y desconocer la lógica del lenguaje humano?
¿Se puede pertenecer a un establishment político (léase rovell de l'ou) inmoral, sí, inmoral, antidemocrático, opresor y por ende anticonstitucional, y, al mismo tiempo, militar en un partido político que denuncia y condena los vicios de ese establishment y los abusos de sus beneficiarios?
¿Y si el tal Carreras está ahí, en ese partido, precisamente para impedir que los Ciudadanos se subleven y se solivianten?

Las cerezas del enterrador popular


Tras la marcha de Piqué, el hombre picado por la lacra de la deslealtad, Sirera, irresponsable responsable del Partido Impopular de Cataluña, insiste ahora en que éste se desgaje del árbol español y siga los pasos, y la traición, de los pseudosocialistas maragalleanos. Para ese viaje no se necesitaban ni alforjas ni cerezas. El tal Sirera (por cirera = cereza) ha cogido el testigo con ilusión y todo parece indicar que está decidido a acabar con los restos de su formación política.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿cuando Piqué cedió el testigo a Sirera le cedió también el cargo/encargo de enterrador?

La guerra secreta de Maragall


Respuesto del último soponcio, Pasqual Maragall ha empezado a merodear sospechosamente por el ringside político, y, a pesar de toda su pachorra y su modorra consuetudinarias, se diría que está a la que salta. El hombre tiene dos dèries u obsesiones/manías: acabar con Montilla, el homúnculo utilizado por el tal Zapatero para desposeerle del cargo de presidente de la Generalidad de los catalanes y luchar—léase intrigar— por la independencia de Cataluña de acuerdo con el proyecto confederal y la soberanía compartida, que después será partida y repartida. Como puede verse, el angelito está nuevamente en forma. ¿Y Zapatero? ¿No se la tiene jurada?  Pues claro que sí, pero eso va para largo.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿cuál será la próxima gran traición de Maragall?

¿Rencor, deseo de venganza o memoria histórica?

Siempre que se encuentra con alguno de ellos en la calle y se le ofrece la ocasión, Pájaro bobo le suelta a bocajarro: «Nos utilizasteis traidoramente para derrocar una dictadura española y luego nos impusisteis, aún más traidoramente, una dictadura antiespañola». Miserables, miserables.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿es cierto que la historia se repite?
Nota
De acuerdo con lo que Pájaro bobo sabe de sí mismo, no les guarda rencor ni se siente movido por deseos de venganza, pero le va a resultar muy difícil olvidar que eso lo hicieron premeditada y deliberadamente para destruir España.

En defensa del cliente: cómo clarificar cuentas bancarias

Arreglar —clarificar— las cuentas bancarias, concretamente los pagos que se hacen por mediación de un banco, puede ser en muchos casos una tarea imposible. Bancos y empresas han creado filtros de curso unidireccional que les permiten no sólo controlar a los clientes sino también y sobre todo cobrar los recibos que quieran, sin que, en la práctica, los implicados-paganos sepan ni cuánto adeudan ni en concepto de qué ni a quién deben dirigirse para averiguarlo y, si lo desean, saldar la deuda supuestamente contraída. Por absurdo que parezca, Pajaro bobo lleva años pagando, a través del banco, recibos que no sabe exactamente de qué son, pues no ha podido averiguarlo. Es posible que Pájaro bobo haga honor a su nombre, pero ésa es la realidad, una realidad a la que ahora quiere poner fin. Para ello ha elaborado un plan.
El plan de Pájaro bobo consiste básicamente en cambiar de banco y domiciliar en la cuenta de la nueva entidad bancaria los recibos limpios y seguros, dejando en la cuenta vieja, ya sin saldo suficiente, los de procedencia desconocida y/o más que dudosa. Cuando la empresa perjudicada, si es que hay empresa y si es que ésta ha sido realmente perjudicada, le escriba reclamando el pago o pagos pendientes, él le contestará pidiéndole que le concrete la naturaleza de la deuda y su cuantía. Entonces Pájaro bobo saldará la cuenta abonando de una vez el importe total, incluso en casos razonablemente dudosos, y colorín colorado esta estafa se ha acabado.

Desde esta página se solicitan, y agradecen por enticipado, ideas que puedan ayudar a solucionar el problema expuesto, que, con variantes, es sin duda un problema, no precisamente nimio, de muchos españoles.

El raposo de Zaratustra

Pájaro bobo ha recibido un mensaje-carta de la raya de Portugal. Le ha llegado por internet y se lo ha enviado don Francisco, alma franciscana y párroco de varios poblados existentes entre el Alagón, en tierras de las Hurdes, y el Tormes, pasadas las Batuecas. En su mensaje, el clérigo le dice que Zara (tustra) está bastante mal, que blasfema mucho (en cualquier caso, más de la cuenta) y, a lo que parece, come poco, pues está transido como un espíritu en Cuaresma, que días pasados estuvo en la iglesia, no en misa, y le entregó un papel con un texto para que él, Francisco, se lo transcribiera y se lo enviara, vía internet, a su amigo Pájaro bobo, que, como los dos saben y lamentan, cumple pena de cautiverio perpetuo en tierra de fenicios, vora al piélago de la Sargantana. El proyecto de Zara, nada descabellado, dice y reza: él, allí en su espelunca, escribe un texto de su puño y letra, se lo entrega a su raposo, el raposo, en funciones de mensajero y cartero, se lo lleva a don Francisco, pastor de almas, y éste, después de descifrarlo, lo encifra de nuevo en lenguaje ciberrnético y se lo remite a Pájaro bobo, que lo recibe y lo lee lindamente como mensaje electrónico en su búnker de pladur.
El mensaje que Pájaro bobo ha recibido hace unos momentos es una prueba y la prueba ha sido un éxito, pues parece ser que le ha llegado en perfectas condiciones de fidelidad y legibilidad. Ahora sólo falta repetir la operación en sentido inverso: el mensaje de Pájaro bobo tiene que llegar a Zara, vía internet, o sea, a través de don Francisco; cuando éste lo reciba, tendrá que hacer una copia en papel y entregársela al raposo para que el raposo se la lleve y se la entregue en mano a su amo, Zara.
Fórmula y comentario
Se trata de un bucle que en el tramo de ida empieza con un texto escrito sobre papel por Zara; a continuación, el texto pasa a la boca del raposo y de ésta a las manos de don Francisco, que lo introduce en la red, donde se transforma en un texto virtual que finalmente es recibido por Pájaro bobo en su ordenador, mientras que en el recorrido de vuelta el mensaje de respuesta empieza en la red como texto virtual escrito por Pájaro bobo y luego, gracias a la intervención de don Francisco, se transforma en un texto sobre papel para que el raposo pueda llevarlo en su boca y, acto seguido, Zara leerlo con sus ojos de miope.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿llegará un día en el que, Dios no lo quiera, Zara envíe sus mensajes vía internet y decida prescindir del raposo?

Duran i Lleida se inventa guerras y enemigos

Duran i Lleida, nacido en la franja de Poniente, sigue fiel a su empeño de hacer méritos para que los fenicios, que, curiosamente, siempre desconfiaron de él, le den crédito y confianza. ¿Cómo? Pues como siempre, inventándose enemigos de Cataluña y de los catalanes, amén de guerras contra su país de adopción. A juicio de Pájaro bobo, este feligrés con alma de sacristán apagavelas lo tiene realmente difícil: su mensaje se lo ha de creer él, aquellos a los que va dirigido y pretende engañar (una vez más) y sus aliados y eternos e irreductibles anemigos personales... Y no se refiere sólo a la Ferrusola, a Pujol ben Gurion y a los Pujolets, mas también a ellos.
Dos preguntas ingenuas e intempestivas
¿Y si después de tanto intrigar, éste hijo de la franja de Poniente y por lo tanto más bien alejado del mar de la Sargantana, se dirigiera a Rajoy, a Zapatero o al Rey y le dijera que no quiere seguir jugando con tres barajas y que, por favor, le den la doble nacionalidad: la española y la fenicia?
¿Debería interpretarse su ruego/petición como un acto de arrepentimiento y sinceridad o como una nueva añagaza para superar y burlar a sus aliados y enemigos encarnizados?

Pájaro bobo contesta a Zaratustra (primera respuesta)

Amigo Zaratustra, tu pregunta sobre el Superhombre y Mesías, y, concretamente, sobre si debe o no debe ser de estirpe judía, me resulta muy difícil. No sé qué responder. Tendré que meditar en ello, a lo mejor se me ocurre alguna idea. Por ejemplo: puede ser judío y antijudío, mejor dicho, judío sionista y judío antisionista, como Chomsky, como Tugendhaft, como tantos y tantos hijos de Jacob nacidos en la Mitteleuropa del largo siglo XIX. A mi modo de ver, lo más apropiado sería tal vez que fuera judío de madre, que es lo que cuenta, máxime habida cuenta que, por ser hijo directo de Dios, el Mesías no tiene padre humano. Como dicen por aquí, tú mismo. Otra posibilidad es que no lo digas y hagas de ello un enigma teológico y un recurso literario. Creo que lo uno y lo otro darían juego. Según la Revelación, el pueblo judío es el pueblo elegido, pero, claro, si no hay Revelación... De todos modos, no acierto a entender por qué la vida de la humanidad, al menos de la humanidad occidental, gira en torno al pueblo judío: en el plano diacrónico, histórico y/o mítico-legendario, y en el plano sincrónico o político. Extraña sinécdoque, ecuación incomprensible y, mientras tanto, irracional.
Amigo Zara, tengo la impresión de que no te he ayudado mucho; además, aquí va mi pregunta ingenua e intempestiva: ¿cómo es que durante el corto siglo XX ideólogos, pensadores, estrategas y políticos judíos dirigieron los dos bandos que protagonizaron la guerra fría por espacio de setenta y cinco años?

Alma de mujer

Se llamaba Isabell. La conocí en una estación. Tal vez la Hauptbahnhof de Basilea. Mujer de buenos sentimientos, Isabell me ofreció su regazo. Generosamene, desinteresadamente, heroicamente. Gracias a ella viví, sobreviví. Y, gracias a ella, aprendí. Siempre se lo agradecí y se lo agradeceré. Aun así, lamento no haberlo apreciado debidamente en su momento. Schuldgefühl. Ese sentimiento de culpa me ha perseguido durante un largo tramo de mi vida. Ahora, a más de cuarenta años de distancia, le pido perdón, le doy las gracias, pienso en ella y le deseo suerte.
Pájaro bobo está convencido de que sólo una mujer puede hacer feliz a un hombre, humanamente feliz, en la medida en la que un hombre puede ser feliz o, al menos, vivir un momento con ilusión. Hasta siempre, Isabell. Y recuerda: todo lo que me diste sigue siendo tuyo.