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La industria de Pájaro bobo

cultura

Escribir bien

Pájaro bobo considera que escribir bien requiere, entre otras condiciones, dos absolutamente esenciales e imprescindibles: pensar con orden y transcribir lo que se ha pensado tal como se ha pensado; en dos palabras: lógica y sinceridad.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿cumple alguna de estas dos condiciones Valentí Puig, el Golafre de las Pitiusas?
Lean y opinen:
«La contención emotiva que era en el pasado un elemento del comportamiento público ha sido sustituida por el emocionalismo, el masaje emotivo de los lenguajes corporales y esa suerte de fusión comunitaria que usamos cada vez más para expresar en conjunto más sentimientos que ideas» (ABC, pág. 5, martes, 1-5-2007).

Se busca dragomán

Valentí Puig, el Golafre de las Pitiusas, titula su portentosa colaboración de hoy, martes, en el ABC de todos los españoles «Cómo asociarse con Zapatero». Y escribe: «Las pasiones políticas a veces se perpetúan más allá de su escenario de origen y se enrocan en los nuevos paisajes». Como Pájaro bobo se ha sentido y se siente atraído por el título, ha intentado leer la mencionada colaboración y, en cierto modo, lo ha conseguido. Lo que no ha conseguido es saber qué se dice en ella y sobre todo cómo puede asociarse uno con Zapatero. Por ese motivo busca ahora un intérprete, hermeneuta o dragomán capaz de traducir textos del polaco al español de la Meseta castellana, pues, dada su experiencia, Pájaro bobo está convencido de que el colaborador colaboracionista de ABC piensa en polaco y no consigue poner sus ideas en un español mínimamente aceptable, aunque sólo sea en lo gramatical.
Además, como Pájaro bobo sigue considerando que semejantes colaboraciones no son beneficiosas ni para la salud económica de un diario español ni para la buena formación e información de sus lectores, sugiere y propone que a tan distinguido publicista se le tribute un homenaje y se le conceda el título de profesor emérito en politología, concretamente en la especialidad de naciones sin lengua propia ni Estado.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿y si, por aquello de comer a dos carrillos, el homenajeando dice que ya le va bien lo del homenaje pero que además quiere seguir disfrutando de todo lo que disfruta ahora?

Musica de Avellaneda

A pesar de sus limitaciones perceptivas, a Pájaro bobo le maravilla y le sobrecoge el fenómeno de la música y procura tener oídos para todas las modalidades que llegan a él. Hoy, sábado, lee en La Vanguardia barcelonesa: «El conseller de Turisme invita a los catalanes a no pasar por Barajas cuando viajan. Huguet pide que se envíe "una señal" al Estado para que ceda El Prat». En opinión de Pájaro bobo, el mensaje, plenamente en la línea de la política de la puta i la Ramoneta, tiene el sello de la Generalidad, aunque se diga que la letra y la música son del maestro Huguet, funcionario de la Fenicia de Poniente. Miserables, miserables.
Afortunadamente, en la contraportada del órgano del separatismo oficial de Cataluña hay un texto sumamente gratificante de Ima Sanchís en forma de entrevista que esta inteligente señora hace a Friedrich Cerha, músico nacido en Viena y, por lo que dice, persona sensible marcada por sus vivencias durante la segunda guerra mundial. Cerha nos enseña/recuerda que la música tiene que ver con el latido del corazón. Y Pájaro bobo añade por su cuenta y riesgo que el latido del corazón humano tiene que ver con el latido o la cadencia del universo, de la misma manera que el latido o la cadencia del universo, con todos sus corazones, tiene que ver con el latido o la cadencia de Dios, con todos los universos y todos los corazones que ha creado.
Tres preguntas ingenuas e intempestivas
¿Es bueno y/o aconsejable prestar oídos sordos a todas las músicas que nos perturban incluso cuando maestros y comparsas se empeñan en repetir «siga el baile, siga el baile»?
¿Es cierto, como intuye o sospecha Pájaro bobo, que el sonido no es imprescindible para la música?
Y, si el sonido no es imprescindible para la música, ¿cuál es entonces la esencia de la música?
Observaciones
Cualquiera que sea la respuesta a la primera pregunta, acaso convenga insistir en que las dos noticias comentadas han aparecido el mismo día, en el mismo periódico: una en su portada, otra en su contraportada. Cualesquiera que sean las respuestas a las segunda y la tercera preguntas, no cabe duda de que el baile consiste en movimientos acompasados, por lo común en parejas o por parejas, con o sin acompañamiento musical.

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Noemí, vidente, adivina el futuro tuyo y de tu pareja sin sonsacar.

De varia re: entre hoy y mañana

En plena semana pecaminosa, que antes era y se llamaba santa, Pájaro bobo trata de ordenar cuentas, papeles y asuntos varios. Su novela sigue pendiente. Cada día dice que va a cogerla de nuevo, o sea, a recogerla, pero la verdad es que el cartapacio continúa ahí, sobre la mesa. Lo más curioso e intrigante del caso es que ya la tiene escrita, pues normalmente él escribe de memoria, con la cabeza y en la cabeza, sin papel; todo lo más, con apuntes. Una novela, pues, en busca de autor.
El laberinto catalán, texto con pretensiones de editorial periodístico publicado ayer, domingo, en ABC, le ha producido tristeza, decepción y desesperanza. Según él, los madrileños y los españoles en general no conocen el problema catalán, ni lo conocen ni lo entienden. Para entender a los catalanes es necesario haber vivido en el extranjero, y es sabido que a estas alturas de nuestra historia futura el extranjero empieza/empezará, cada vez más nítidamente, en la margen izquierda del Ebro. Los que conocen y entienden el problema catalán, pero previsiblemente nunca lo explicarán de manera íntegra, veraz y leal, son los integrantes del lobby fenicio con residencia consular colegiada en la capital de todas las Españas. Así, atrapados entre la ignorancia indulgente y benévola/malévola de unos y la perfidia polimórfica y mimética de otros, los carpetovetones heterodoxos, radicales e iluminados estamos condenados a sufrir como perros. Y, por lo tanto, a blasfemar como condenados. Eso o dar en locos.
Gracias a La Vanguardia, Enric Juliana, en su condición de topo del Retiro (en vernáculo, talp del Recés), nos regala una crónica madrileña de raras excelencias literarias y específicamente periodísticas. En opinión de Pájaro bobo, continente y contenido sitúan a este catalán de cacumen con chispa y retranca púnicas claramente por encima de todos los escritores de periódico de nuestro ámbito lingüístico-cultural. Pulso, ritmo y entonación nos hacen olvidar por unos momentos que el angelito/mensajero/corresponsal no está donde está precisamente para halagar nuestros ojos y nuestros oídos con lindezas; eso es el camuflaje, la túnica. Debajo de la túnica lleva la daga, y, aunque esta vez no ha hecho ningún amago homicida, la ha mostrado o, al menos, ha hecho un gesto para que se vea el filo sin que se vea ni el gesto ni la intención. Virtuosismo del fenicio con la pluma y con la sica de sicario.
Después de vivir durante treinta años y un día vendiendo las mismas o parecidas imágenes y las mismas o parecidas figuras, como ese Tàpies que lleva treinta años y muchos días guarreando telas, papeles y paredes con sus pinceles, siempre especulando con el irredentismo, pecuniariamente redentor, de las cuatro barras, Francisco Umbral sigue mariposeando sobre la actualidad en la parcela que va de la tertulia de café a las revistas de gente guapa, pasando por los culebrones televisivos, pues para él escribir es, y sólo puede ser, puro y eterno mariposeo, mientras que Juan Manuel de Prada, víctima de un éxito prematuro, probablemente no llegará a ser el escritor que debió ser y tampoco el mejor y más creativo de cuantos lleva dentro. Para Pájaro bobo, Juan Manuel de Prada ha quedado en un misacantano típico de la cultura española de la Meseta, habida cuenta que lo poco o mucho que llega a esas tierras desde la Europa ilustrada lo hace antes y después a través del filtro reductor de una lengua empobrecida por la mentalidad de hablantes ajenos e incluso contrarios a la dimensión metafísica de la realidad humana y por la misma razón incapaces de acceder a ella y vivir en ella. ¿Cuántos españoles saben, por ejemplo, que en la Europa nacida con la Ilustración la metafísica es percibida como espiritualidad y la espiritualidad es percibida como metafísica?
Más allá de diferencias tan profundas como evidentes, a Pere Gimferrer le ocurre algo similar. Pájaro bobo opina que este catalán del sur debería haber nacido en un país transpirenaico; en Francia, acaso en Italia. Presa de fuertes inhibiciones y represiones, más que agitado por filias y fobias, pero sin la menor duda poseído por una sensibilidad claramente patológica, Gimferrer, poeta y sólo poeta, se debate entre flaquezas y temores personales, de una parte, y exigencias suprapersonales, de otra; al menos, eso parece. No es fácil que consiga liberarse; y, en cualquier caso, debería hacerlo por elevación. Aun así, Pájaro bobo desea que la próxima vez tenga más suerte y venga al mundo en la Europa de los pueblos y los hijos de la Diáspora. Allí donde, al menos eso quiere creer, cada uno elige la lengua, la cultura, la patria y con ello todo lo que quiere ser y sólo lo que quiere ser.
Pájaro bobo está deseando morir o, por mejor decir, volver a nacer.

¿Qué es el amianto político?

Hoy, martes y diez, el Golafre de las Pitiusas guarrea una página, la cinco, de nuestro ABC de cada día con un montón de despojos en forma de palabras bajo el título Lo que Zapatero lidera. Así que ha terminado de descifrarlo o, sin duda mejor dicho, de desencriptarlo, Pájaro bobo ha llegado a la conclusión de que, con toda probabilidad, su autor y creador piensa en polaco o alguno de sus dialectos y luego transcribe o se hace transcribir los textos en español con ayuda de un traductor enciclopédico politécnico automático informático cibernético. Por separado, cada una de las palabras tiene significado propio pero juntas carecen de sentido. Cosas de la traducción y sus duendes, Poltergeister!
Para terminar, el Golafre dice: «...ERC, en la contumacia arcaica; y grupúsculos del PP que se dirían prestos a contribuir al aislamiento a base de amianto de su partido, mientras Mariano Rajoy anda en busca de algún consenso factible. No es éste un momento para la ambigüedad o el silencio».
Después de leer y releer la oración subordinada, gramaticalmente blasfema e insubordinada, «contribuir al aislamiento a base de amianto de su partido», Pájaro bobo, en un arrebato, ha estado a punto de cometer un pequeño disparate, pero luego ha caído en la cuenta de que dicha oración subordinada podría/debería decir por ejemplo: «contribuir al aislamiento de su partido a base de amianto». No es que con ese pequeño apaño sea un dechado de corrección formal, pero al menos es legible e inteligible. Aun así, Pájaro bobo sigue sin saber qué pinta ahí el amianto. Y como no lo entiende y como el autor de la supercreación literaria comentada acaba declarando que «no es éste un momento para la ambigüedad o el silencio», Pájaro bobo aprovecha el envite para dirigirse a sus lectores y a los lectores de ABC por ver si entre todos consiguen, conseguimos, averiguar qué hace ahí el amianto y, si puede ser, de qué clase de amianto se trata.
Mientras tanto, Pájaro bobo se atreve a sugerir la posibilidad de que sea un material sintético conocido en la jerga de los encriptadores fenicios como amianto político (Amiantum politicum), material que ellos utilizan sigilosamente para cegar los siete orifios del cuerpo humano de seres humanos muy concretos, en situaciones muy concretas, con fines muy concretos.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿para qué quieren cegar los encriptadores fenicios los siete orificios del cuerpo humano de seres humanos muy concretos?
No es que Pájaro bobo tenga ganas de pensar en Auschwitz y el Doctor Mengele, pero ciertamente éste no es momento ni para ambigüedades ni para silencios.

Leo, pregunto, sugiero

El martes, día 3 de abril, Valentí Puig, conocido por Pájaro bobo y sus lectores como el Golafre de las Pitiusas, firmó en ABC un artículo titulado Para fraccionar el PP que empezaba así:
Adaptar la capilaridad política del centro-derecha no pasaría por fraccionarlo entre centro y derecha dura, sino por sintonizar mucho mejor el PP.
Y, tras un tortuoso y azaroso vagar, divagar y marear sin brújula ni norte (al menos, eso parecía), el autor navegante ponía fin a su singladura ofreciendo a modo de regalo de llegada y despedida este rosario de perlas cultivadas en su preclaro y claro cacumen:
Si en la izquierda existe un lastre de determinismo histórico, en la derecha perdura cierto fatalismo. Una coagulación de ese fatalismo —sumada a personalismos de aprendiz de brujo— pudiera ser decisivo para el fraccionamiento del PP. Es algo que los electores, sabios y consecuentes, no perdonarían.
Después de intentar leer hasta cuatro veces el mencionado artículo, Pájaro bobo tuvo deseos de denunciar a su autor en la comisaría de papel, pero enseguida sintió lástima por la infortunada criatura, sin duda víctima de una extraña patología que él, Pájaro bobo y lector vitalicio, se atrevería a definir, por su cuenta y riesgo, como «sorites diogenésico-hegeliano, como «síndrome hegeliano-solipsista» y también, en forma abreviada, como «síndrome de Hegel».
En opinión de Pájaro bobo, lo más curioso del caso no es que este autor, navegante y constructor de mundos conceptuales y gramaticales irracionales e imposibles trate de presentar, regalar y/o vender sus teratologías como politologías alumbradas por un cerebro superior sino que lo consiga y, consecuentemente, sea tratado como tal.
Cuatro preguntas ingenuas e intempestivas
¿Entiende realmente Valentí Puig lo que escribe?
¿Estaría dispuesto a explicárselo de palabra y por escrito a sus lectores?
¿Y si se hiciera una encuesta entre sus lectores para saber qué entienden, qué no entienden, qué no entienden ni leen, qué no leen porque no lo entienden y qué leen aunque no lo entienden?
¿Y si, al margen de encuestas y mundos irracionales e imposibles, el subsodicho se decidiera de una vez por todas a decir y escribir lo que piensa y siente?

Nota
Si se hiciera la encuesta, Pájaro bobo y la mayoría de sus seguidores deberían figurar en la casilla «leen aunque no lo entienden».

Lengua y nación

Leo en algún lugar que la nación necesita un corazón. Lo traduzco y digo que nuestra nación necesita urgentemente un corazón sano y fuerte. El corazón de una nación es su capital; el corazón de España es y debe seguir siendo Madrid. Que no nos la vacíen para crear otra capital con nuestro dinero, con nuestras instituciones, con nuestro aeropuerto, con toda nuestra historia. con nuestra lengua.
Si en Cataluña el español de los diarios y la inmensa mayoría de las publicaciones está en manos de adictos a la causa del catalanismo separatista para filtrar noticias y difundir consignas, de modo que en unas y otras no aparezcan, o aparezcan sólo rara vez y como algo ajeno y distante, referencias a España, en el Madrid de todos los españoles el lobby fenicio sigue maquinando y trabajando sin parar.
Hoy, martes 27, el Golafre de las Pitiusas llena su página periódica y falsamente periodística con evocaciones-divagaciones perpetradas y emparedadas, una vez más, a guisa de cortina o muro de humo para no tener que hablar de lo que debería (no debiera) hablar, para no tener que decir lo que debería (no debiera) decir. En una palabra, para no definirse. En dos palabras, para nadar y guardar la ropa. Él dice y escribe: «se supone que debiera decir» y «que hubiera podido extinguirse por completo» Pájaro bobo quiere suponer que el subsodicho golafre sabe lo que debería decir y habría podido decir, pero ni lo dice ni lo dirá. Él está ahí para hacer méritos sumando deméritos. Su sueño inmediato es que le nombren director de la casa de letra y papel en la que presta sus servicios de topo y desinformador, aunque su tarjeta de visita diga o dijera «Politólogo y comentarista de la actualidad cultural y política del país, de todos los países». A Pájaro bobo le hace pensar en alguien a quien en su día bautizó con el sonoro sobrenombre de Golafre del Maresme. El hombre empezó como falangista en Burgos y, por cosas del destino, terminó vaticinando la independencia de Cataluña aquí, en Sabadell, ya en las postrimerías del siglo XX.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿por qué dejamos nuestra lengua en manos de los fenicios si sabemos que eso es como dejar en sus manos el destino de nuestra nación?

Religión: ¿cultura o adoctrinamiento?

En opinión de Pájaro bobo, a la hora de debatir el tema de religión sí o religión no en la enseñanza pública, debería distinguirse previamente entre la religión como manifestación de nuestra cultura y la religión como adoctrinamiento y vehículo transmisor de una moral o una manera de pensar y vivir.
Tres preguntas ingenuas e intempestivas
¿Puede entender y aceptar el no creyente que la religión, en este caso la religión católica, es parte integrante de la cultura occidental y, por lo tanto, su enseñanza debe figurar como asignatura en los planes de estudio de nuestra Instrucción pública?
¿Puede entender y aceptar el creyente que la enseñanza de la religión, en este caso la religión católica, como adoctrinamiento no pertenece al ámbito de la Instrucción pública?
¿Pueden entender y aceptar el no creyente y el creyente que, aunque no sea posible un adoctrinamiento sin enseñanza, es posible una enseñanza sin adoctrinamiento?

De la ilustración a la Ilustración

En opinión de Pájaro bobo, la ilustración laica nace con la Reforma; o sea, en la cabeza de un clérigo rebelde impenitente e iconoclasta. Interpretar personalmente la Biblia requiere leerla y leerla requiere saber leer. Una vez fuera de los conventos, la ilustración laica impulsa un movimiento social bifronte que dará lugar, de una parte, a los regímenes burgueses democráticos y, de otra, a la Ilustración (Aufklärung) como actitud intelectual, como ideología y, en definitiva, como Weltanschauung o cosmovisión del ser humano para el ser humano. Gracias a ella, éste deja de ser una criatura incapaz de decidir y de valerse por sí misma (unmündig) para convertirse en un ser maduro y adulto, dueño de su vida y de su destino. El letrado se transforma a la postre en ilustrado.
A partir de ese momento, la Iglesia católica ve cómo su corpus de dogmas, otrora inamovible e imprescindible no sólo para alcanzar la salvación eterna sino también, en primera instancia, para vivir dignamente, es dañado gravísimamente por las ciencias especulativas y, en especial, por las ciencias empíricas, mientras que ella misma, en cuanto institución a la vez divina y humana, pierde progresivamente su autoridad moral y social a manos de regímenes políticos cada vez menos teocráticos y cada vez más humanos, mundanos y laicos. Y si es cierto que la moral cristiana, en cuanto síntesis religiosa, se salvará de la limpieza con cierto decoro, también lo es que ese milagro de supervivencia va a producirse porque la clase emergente y. en cierta medida, la sociedad civil en su conjunto sabrán amoldarla y acomodarla a sus intereses hasta convertirla en elemento integrante y sustentador de toda una ideología y una manera de vivir: la moral, más o menos exigente o puritana, de la burguesía instalada en las capas medias y superiores de la nueva sociedad. Lamentablemente, la religión se ha entregado a la ideología y se ha alejado de la espiritualidad. En otras palabras, la dimensión alienante se ha impuesto a la dimensión desalienante. De momento...
En opinión de Pájaro bobo, con ello la religión ha conseguido mejorar sus expectativas de vida, pero ha firmado su sentencia de muerte, pues a la larga será fagocitada por la ideología burguesa y pasará a formar parte de su liturgia.
Dos preguntas ingenuas e intempestivas
¿Tiene capacidad el ser humano para afrontar su destino por sí mismo y en solitario? ¿Es cierto que, tenga o no tenga capacidad, ése es su destino?

Golafre = glotón

Como golafre de mena, el perillán de la perilla ha dejado a un lado, por un momento,  sus politologías cripticas y encriptadas y se ha puesto a hablar del yantar y sus goces. Ahora, además de palabras, el buen hombre y bon vivant amontona platos entre cigarros purísimos y volutas de humo.
¿Que por qué un golafre de estas tierras habla de comida mientras come? Pues, sencillamente, porque así es como si comiera dos veces y se ahorra una.
Además, la estratagema le permite orillar los temas españoles y no definirse sobre asuntos comprometidos. Lo dijo un lingüista que no era lingüista: cuando ni se puede ni se debe hablar de algo, lo mejor es guardar silencio.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿por qué los oportunistas son siempre los que menos arriesgan y los que más beneficio obtienen casi siempre?
Aclaración
Oportunista es aquel que sabe esperar a que otros le saquen las castañas del fuego y se las come sin que se den cuenta para así repetir la argucia indefinidamente.

 

Gramática, geografía y semántica

Cataluña, no Catalunya, está en el nordeste de España, no al nordeste de España; Vascongadas está en el norte de España, no al norte de España; Galicia está en el noroeste de España, no al noroeste de España. Portugal está al oeste de España, no en el oeste de España.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿estamos ante una cuestión gramatical, geográfica o semántica?

Lengua púnica

Aunque no está escrito, se sabe que en lengua púnica siempre estuvo prohibido mencionar la palabra traición y todas las integradas en su campo semántico, desde cobardía hasta falsedad.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿no será que, en esa lengua, mencionar la palabra traición es ya una traición?

Miserables, miserables

Después de decapitar a la comunidad de lengua española del Principado, despojándola, hasta donde han podido, de sus cabezas pensantes, comisarios y valedores del catalanismo separatista han empezado a mofarse de la incultura de los «españoles», proclamando que en tierra de fenicios el español es lengua de analfabetos.

Dos preguntas ingenuas e intempestivas
¿Cómo puede un ser humano, supuestamente letrado, mofarse de la incultura de otro ser humano, al que ha despojado vilmente de su lengua materna?
¿No saben nuestros iletrados letrados que precisamente ésa ha sido una de las tácticas preferidas de todos los regímenes totalitarios a lo largo de la historia y a lo ancho de la geografía?
Miserables, miserables.

Zapatero en el parvulario

Cuando alguien comete un error, sea de manera deliberada o no deliberada, lo primero que debe hacer, o al menos procurar, es reconocerlo, pues es condición imprescindible o necesaria para corregirse y poner remedio. Si uno se empeña en justificarse y/o echa la culpa a otro, nunca lo reconocerá y, por lo tanto, nunca pondrá remedio y nunca se corregirá.
Ejemplo: ¿quién lo ha hecho? Yo. Lo siento, no me he dado cuenta. Procuraré no hacerlo más.
Pájaro bobo, además de procurar seguir esta norma personalmente, se la enseñó a sus hijos cuando eran pequeños y éstos la adoptaron como pauta de comportamiento. Acto seguido, Margarita, su madre, la explicó en el colegio donde trabajaba como maestra. Poco después contaba, entre sorprendida y regocijada, que los niños del parvulario no sólo la habían aprendido y la habían puesto en práctica sino que incluso, cuando ella preguntaba en clase «¿quién ha sido?», ellos contestaban a coro «yo he sido, señorita».

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿enviamos a Zapatero al parvulario de Margarita?

Observación
Margarita es muy buena maestra, y hay que felicitarla por ello y porque, además, hoy, diez de marzo, es su cumpleaños.