Entre topos y glotones
En opinión de Pájaro bobo, Enric Juliana, «el Topo del parque del buen Retiro», se salió ayer de madre con el artículo La trampa (y sus cómplices catalanes), publicado en La Vanguardia, otrora española y hoy cobarde y cínicamente antiespañola. En él dice, entre otras cosas, que como sus hijas, residentes en Madrid, no pueden proseguir el aprendizaje del idioma catalán en horario escolar, «a la España plural parece que todavía la están peinando». ¿Cinismo o provocación?
Cabe pensar que este topo no tiene juicio o que, precisamente por tenerlo, y mucho, sólo ve lo que quiere, cuando quiere, donde quiere y como quiere. Así, todavía no se ha enterado de que en Cataluña más de la mitad de la población tiene el español como lengua materna y de comunicación normal y, a pesar de ello o precisamente por ello, la enseñanza pública se imparte exclusiva y excluyentemente en catalán, único idioma oficial del país de los fenicios. ¿Acaso el senyor Enric no ha oído hablar nunca de los comisarios lingüísticos y de las multas lingüísticas? Miserable, miserable.
Valentí Puig, «Golafre mayor de las islas Pitiusas», nos anonada con una de las creaciones más portentosas del periodismo cispirenaico a lo largo de los últimos cien años, pues en su colaboración de hoy, jueves, 12, en ABC, escribe, proclama y enseña: Los lectores ya suponen que al querer imaginar un capítulo cualquiera de la vida política por venir no se pretende la profecía sino alumbrar lo que está ocurriendo a la luz hipotética de lo que pudiera ocurrir.
Pájaro bobo se rinde y renuncia a comentar la frase con visos de lead periodístico y, por supuesto, el artículo en su conjunto. Convencido de que le faltan luces, deja tan demeritoria tarea a exégetas, hermaneutas y drogomanes con más erudición y más paciencia que él.
De todos modos, él cree sinceramente que estamos ante dos estafadores y, por lo tanto, ante dos delincuentes de la pluma y la letra impresa, habida cuenta de que, aunque cada uno utiliza armas y recursos propios y diferentes, los dos persiguen el mismo fin, y no parece que a estas alturas sea mínimamente sensato preguntarse qué fin persiguen nuestros separatistas del Mediterráneo y del Cantábrico, estén donde estén, utilicen la lengua que utilicen. Miserables, miserables.
Aclaraciones
Traducido al catalán, el sobrenombre de Enric Juliana sería: «el Talp del parc del bon Recés».
La palabra catalana «golafre» significa glotón, pero, una vez incorporada a su idiolecto, Pájaro bobo ha procurado infundirle un matiz humorístico, entre indulgente y despectivo, en la línea de bon vivant.
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