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La industria de Pájaro bobo

Niños

Esta mañana, con sol en la acera de enfrente, uno, dos, tres superinos han salido de su escondite y, después de esperar un rato con inpaciencia, han empezado a acercarse a los traunseúntes: un superino, un traunseúnte; un transeúnte, un superino. En el mismo momento, a la memoria de Pájaro bobo ha acudido, nítida e hiriente, la imagen de un niño que, después de perderse, se acercaba a cada una de las mujeres que veía en la calle y le preguntaba con cara de ángel: «¿Eres tú mi madre?».
Al fin ha aparecido el Menesteroso con condumio abundante y suculento.
Entonces, Pájaro bobo ha pensado de nuevo en el niño perdido y se le ha ocurrido que todo ser que busca a Dios es como un niño que busca a su madre.

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