Estatut fotut = Statut kaputt
Ultimamente, en la prensa catalana/catalanista [dígase La Vanguardia] hemos podido leer y percibir que los propulsores y valedores del último Estatuto de Cataluña están acongojados por la suerte que, si sant Jordi no lo remedia, muy probablemente va a correr el texto, punto de partida de una última y definitiva empenta [empuje] hacia la independencia del Principado. Según ellos mismos, «la independencia tendrá que esperar».
Jordi Pujol gimotea porque ve que «el Estatuto está contra las cuerdas», pero sobre todo porque, aunque no lo diga, ve que se esfuma su mesiánico sueño de pasar a la historia como el Ben Gurión de los Países Catalanes o, al menos, de la Cataluña Sur. Imagino que va a tener que delegar esa tarea y legársela a su hereu [heredero], que, a decir verdad, no es ni Hereu ni alcalde. De momento.
Otros hablan de entierro del hecho diferencial [catalán] y, no obstante, sostienen que hay que esperar tiempos mejores; dos o tres años, tal vez más. Por último, un escriba o escribano se ha referido a las competencias transferidas a la Generalidad y, al verlas en peligro, ha dejado dicho y escrito con falsa cara de niño: «Santa Rita, Rita, Rita, lo que se da no se quita».
Pero entonces alguien con mando en plaza se ha dirigido a los conjurados y les ha comunicado a modo de orden: «Colorín colorado, este cuento se ha acabado».
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