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La industria de Pájaro bobo

Sobre las lenguas

Ahora ni lenguas clásicas ni modernas

Es fama que a los españoles se les dan mal las lenguas; las clásicas y las modernas. Triste. Más triste aún es que los españoles no conozcan su propia lengua y que incluso titulados superiores sean incapaces de redactar un trabajo correctamente o, al menos, sin faltas de construcción sintáctica y lógica. Ortografía aparte. Para aprender correctamente una lengua extranjera es necesario, como conditio sine qua non, conocer la lengua propia. Conocer una lengua presupone, entre otros requisitos, conocer su estructura sintáctica, y conocer la estructura sintáctica de una lengua presupone conocer sobre todo su estructura lógica. Convención, pero no únicamente convención, y tampoco convención arbitraria, la lengua responde a nuestra manera de percibir y aprehender el mundo y su devenir: sus cosas y sus hechos o, como quería Wittgenstein, sus estados de cosas. La realidad no está formada por unidades discretas estáticas o, al menos, constantes, pero el ser humano quiere que sea así para entenderla. Razonar es racionalizar y racionalizar es convertir el continuum o magma de la realidad en papilla para poder engullirla en pequeñas dosis. De hecho, cuando el ser humano habla deforma la realidad y crea una realidad a su medida. De paso corrijamos respetuosamente al lingüista y matemático austríaco y digamos: los límites de mi idiolecto son los límites de mi mundo.
Dos preguntas ingenuas e intempestivas
¿Puede aprender alguien una lengua extranjera sin conocer debidamente la suya?
¿Es cierto como opina Pájaro bobo que los seres humanos llegarán a comunicarse sin palabras?
Aclaración
Pájaro bobo considera que cada hablante tiene su idiolecto. En su opinión, el suyo está formado por las palabras, expresiones y construcciones que utiliza para verbalizar la actividad de su universo semántico, independientemente de la lengua o lenguas a las que pertenezcan.

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