Montilla como enigma: el futuro Partido Socialista de Cataluña
Lo que queda y lo que no queda del Pacto del Tinell
El llamado Pacto del Tinell fue una conjura de los separatistas catalanes para arrinconar al PP, sirviéndose del PSOE, partido al que Maragall creía tener engañado y dominado. Se equivocaba. Para entonces, Zapatero ya sabía quién era realmente este desleal lugarteniente/subalterno suyo y qué pretendía. Y, llegado el momento, se deshizo de él con una jugada maestra por su eficacia y su limpieza. El interfecto, obligado a poner los pies en polvorosa, todavía sigue buscando por ahí gente a la que vender su invento, llamado unas veces federalismo asimétrico y otras soberanía compartida. Es cierto que para muchos de los pocos separatistas puros que quedan Maragall continúa siendo, por estirpe y abolengo, una figura con talla de Sumo Sacerdote del Sanedrín catalán, pero sólo para ellos. Montilla lo ha suplantado y ha hecho que caiga en el olvido. El andaluz con figura de funcionario bolchevique puede sorprender a muchos, pero no a Zapatero. Este es capaz de engañar a Montilla, a Maragall, a Duran i Lleida, a Mas e incluso a Pujol ben Gurión, juntos y por separado. Ya lo ha hecho y en caso necesario lo volvería y lo volverá a hacer. Tiempo al tiempo. De momento, con trasvase o sin trasvase, Montilla es el hombre de Zapatero en el bajo Ebro y el bajo Llobregat. Con él y sus ayudantes y colaboradores, el estratega nacional quiere triturar el núcleo duro (hard core) del pseudosocialismo catalán y restablecer el PSOE en estas tierras para así hacerse de nuevo con su control. Nada de votos españoles vendidos por mercaderes fenicios, sino votos españoles ganados por líderes como Felipe, Guerra y el mismo Zapatero para el PSOE.
Montilla podría ser un hombre clave en esa operación. Y si cae en la tentación de optar por una línea individual y trata de engañar a los españoles del PSOE y a los burgueses catalanes del PSC y de Convergencia, podemos estar seguros de que Zapatero lo fulminará con el rayo de la muerte política. Recursos y recambios no le faltan. Ahí están las Chacones y los Icetas. Y, en caso necesario, analfabetas y analfabetos funcionales como Manuela de Madre y Marcelino Corbacho. Uno de los grandes objetivos políticos de Zapatero en esta legislatura es desmontar el frente catalanista y recuperar el control directo de la formación socialista de Cataluña. Pájaro bobo está convencido de que lo conseguirá, pues ha demostrado que es capaz de enfrentarse con éxito a todos los notables del Sanedrín juntos. Con esta jugada, Zapatero pretende, au passant, cerrar el paso a Rosa Díez y al Partido de los Ciudadanos, dos rivales/enemigos a tener en cuenta de ahora en adelante en estas tierras.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿le saldrá bien la jugada a Zapatero y volverá a haber un PSOE catalán?
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