El abad de Montserrat: la paja y la viga en el ojo
En nuestra sociedad plural, los miembros de la Iglesia no podemos pretender tener ningún monopolio, tenemos que hacerlo desde el diálogo y la misericordia, y no desde la confrontación. Josep María Soler, abad de Montserrat
Las palabras del abad son gloria bendita o, por mejor decir, Evangelio puro, máxime cuando sabemos que su autor, catalanista militante, forma parte de la máquina política que, después de apoderarse de todas las instancias públicas de Cataluña, incluidas las organizaciones religiosas y pararreligiosas, se ha propuesto eliminar de estas tierras y sus iglesias el español, lengua de más de la mitad de sus habitantes/feligreses. Es sabido que el abad montserratino colabora activa y cordialmente en ese programa y ese proyecto. ¿Optará por negarlo o por justificarlo? Miserable, miserable. ¿Tiene derecho a erigirse en hombre de paz y recomendar una actitud dialogante y misericordiosa alguien que colabora de palabra y obra con quienes niegan la existencia de una comunidad de lengua española en Cataluña, siendo como es mayoritaria, y el derecho de sus miembros a recibir enseñanza pública y servicios religiosos en español? ¿Optará por negarlo o por justificarlo? Miserable, miserable. ¿Tiene derecho a denunciar actitudes monopolísticas alguien que forma parte consciente y deliberadamente de una comunidad opresora y propugna una supraideología totalitaria? ¿Optará por negarlo o por justificarlo? Miserable, miserable. ¿Tiene derecho este moderno escriba a esforzarse por ver la paja en el ojo ajeno y por no ver la viga en el propio? ¿Optará por negarlo o por justificarlo? Miserable, miserable. ¿Y si quien así habla fuera, además de abad, comisario religioso? ¿Optaría por negarlo o por justificarlo? Miserable, miserable.
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