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La industria de Pájaro bobo

El Partido de los Ciudadanos como modelo


A la postre sólo lo racional será real

Por lo que Pájaro bobo ve y sabe, el Partido de los Ciudadanos posee una estructura organizativa sólida y eficiente. Tan sólida y tan eficiente que le soprende en un partido español y además primerizo. En su opinión, esta joven formación tiene buenas posibilidades de salir airosa en su empeño de hacer frente a los separatismos periféricos, concretamente al catalán, y afianzarse como el partido de quienes se sienten españoles y han decidido seguir siéndolo, contra viento y marea, en estas tierras. De ahí las intrigas de que está siendo objeto desde dentro y desde fuera de sus filas. Peor suerte les espera, probablemente, a Rosa Díez y su partido, pues cabe imaginar que desde sus mismos orígenes les falta tanto un organigrama debidamente operativo como un cuadro de colaboradores capaces de materializarlo y hacerlo funcionar como una máquina. En ese sentido, Rosa es quien debería mostrarse interesada en la fusión con Ciudadanos, pues es la que debería aprender y poner en práctica lo aprendido. El Partido de los Ciudadanos puede seguir existiendo perfectamente sin Rosa Díez, mientras que ella aún tiene que demostrar que su formación reúne las condiciones necesarias para abrirse paso y, sobre todo, sobrevivir en el ingrato terreno de la política nacional. Los problemas que está teniendo —falta de recursos económicos, deserción de algunos de sus aliados— evidencian una falta de previsión y organización tan habitual como comprensible.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿cabe la posibilidad de que el partido de Rosa Díez sea absorbido por Ciudadanos en aras de la viabilidad y la supervivencia?

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