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La industria de Pájaro bobo

Del PSC o Partido de los Separatistas Catalanes al Partido de los Ciudadanos

En Cataluña, la democracia quedó atenazada mediante una conjura separatista ya antes de la Transición

En los últimos años del franquismo, los separatistas catalanes desarrollaron una intensa actividad clandestina con la mirada fija en la situación política que se avecinaba. Esa actividad, con espíritu de conjura, giró en torno a un concepto estratégico y un concepto táctico: Concepto estratégico: la independencia de Cataluña; esta vez no se nos debe escapar. Concepto táctico: todos los partidos políticos y todas las instancias de poder y representación de Cataluña tienen que estar, desde el principio y a toda costa, en manos de catalanes y sólo de catalanes; naturalmente, catalanes de mena. Doctrina Monroe y práctica judía. Y así se hizo. Con la colaboración consciente o culpablemente inconsciente de los españoles. Los presuntos partidos de izquierda catalanes, donde se hacinaban los obreros españoles, no fueron menos separatistas que los partidos burgueses de los Pujolets, los Maulets y los Carallots, gracias, como después se supo y nunca se denunció, a personajes como Maragall, personificación de la perfidia sin el mínimo atisbo de conciencia ética, pero también gracias a homúnculos como Montilla, golem del Sanedrín catalán, y a toda una caterva de charnegos amontillados. Como no podía ser por menos, con el paso del tiempo en el PSC o Partido de los Separatistas Catalanes afloraron varias corrientes críticas que, unidas a otras de cuño vidal-quadrista procedentes del Partido Popular de Cataluña, el más impopular de los partidos de estas conrades, dieron origen al actual Partido de los Ciudadanos. En opinión de Pájaro bobo, aunque hoy Cataluña disfruta/padece una dictadura nacida de una conjura, no tardará en llegar el día en el que los españoles de aquende y allende el Ebro conozcan la esencia y los detalles de esa situación y su génesis. Como es lógico, al Partido de los Ciudadanos le corresponde darla a conocer.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿por qué presuntos intelectuales presuntamente de izquierdas, como Francesc de Carreras, no sólo no han denunciado en ningún momento la conjura catalanoseparatista sino que la han encubierto e incluso han trajabado para que otros no la denunciaran?
Aclaración
Evidentemente, el separatismo, eso a lo que los implicados llaman nacionalismo, no es pecado; la conjura , sí, y muy grave.

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