La batalla del Estatuto y el futuro de España
El primer paso es reducir la vigencia de la Constitución española en términos cualitativos y cuantitativos, de modo que se adecue al Estatuto de Cataluña y quede supeditada a él
En el fondo, el Estatuto de Cataluña quiere ser la Constitución de una nación decidida a alcanzar rango de Estado soberano. Pero no sólo eso. De acuerdo con la conjura catalanoseparatista puesta en marcha a mediados de los años sesenta del siglo pasado, cuando se cierre el proceso del ordenamiento jurídico previsto y concebido entonces la legislación española estará supeditada a la legislación catalana y la soberanía de España estará supeditada a la soberanía de Cataluña. De hecho, la Constitución española vigente en la actualidad es un texto abierto a múltiples interpretaciones, gran número de ellas destructivas y desintegradoras, algunas incluso autodeslegitimadoras, mientras que el llamado Estatuto de Cataluña es un texto con un armazón básicamente hermético protegido por artículos blindados. Si éste se pone en práctica manteniendo su letra y su espíritu actuales, Cataluña terminará teniendo una Constitución como Estado soberano y España un Estatuto de Autonomía. A partir de ese momento se hablará de las españas como de los reinos de taifas y del Estat Català como de una nación independiente con representación en la ONU.
Dos preguntas ingenuas e intempestivas:
¿Por qué esa unidad histórica y política que conocemos como España tiene que sucumbir a manos de los separatistas?
¿Puede dar realmente para tanto la política de la puta i la Ramoneta?
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