Hacia la soberanía compartida a la catalana
Ya ahora puede verse tanto la táctica, el camino o los caminos, como la estrategia, el objetivo último, del separatismo catalán. La destrucción de España, dirigida por ellos y financiada con dinero español. Ya ahora puede ver quien tenga ojos para ver que un español lo tiene mal para vivir como tal en Cataluña y mucho peor aún, prácticamente imposible, para trabajar en esa Administración cuasi estatal que es la Generalidad, núcleo duro del proyecto independentista catalán. Otro tanto puede decirse de su sistema educativo, de su sistema sanitario, de sus medios de comunicación. Todo ello, blindado y reblindado. Basta con mirar los nombres. El que no tiene un nombre catalán, se lo catalaniza para pasar el filtro. Como en Israel, modelo ideal de cierto catalanismo con pretensiones de pueblo elegido. Sin embargo, en el resto de España no se sigue esa política y cada uno puede optar al puesto que quiera, donde quiera. Y los separatistas lo hacen. Y se aprovechan de ello. Así, lo suyo es para ellos, sólo para ellos, y lo de los otros es para todos, también para ellos. Ése es el camino que, si Dios no lo remedia, llevará a la destrucción de España. Es un plan táctico-estratégico que combina el abrazo del oso con el rancho aparte. Ahora ya sólo hay españoles en lo que va quedando de España, pero separatistas... Y los españoles sin enterarse. Y sin reaccionar.
Tres preguntas ingenuas e intempestivas
¿Quien dijo que la parte es menos que el todo?
¿Cuánto tiempo aguantará España esa sangría y ese saqueo?
¿Por qué los separatistas tienen mil proyectos para destruir España y los españoles no tenemos ni uno sólo para defenderla e impedirlo?
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