Blogia
La industria de Pájaro bobo

Montilla, President de Catalunya, destituye a su embajador en Madrid

Sigue el juego con música de Avellaneda y Montilla, zorruno como su ex jefe y sus pares, ha hecho una jugada carambolesca: ha destituido a su embajador en Madrid y con ello ha rendido un homenaje póstumo a Pasqual Maragall. Si en geometría se nos enseñó que por un punto pueden pasar infinitas rectas, o más exactamente infinitas líneas, acaso deberíamos aprender que en política, y fuera de ella, un hecho en solitario puede ser objeto de infinitas interpretaciones. Y que, como en geometría, dos puntos definen una recta. Por lo tanto, para valorar la decisión del President habrá que esperar a tener más datos. Como habrá que esperar a ver por dónde sale ahora el presunto cadáver político. Que, a buen seguro, saldrá o, al menos, lo intentará una y otra vez.
El hecho es que, con Estatuto o sin Estatuto, el independentismo catalán se crece a diario y avanza hacia su objetivo a grandes zancadas. Ahora ya casi sin tapujos, casi sin coartadas, casi sin máscaras. La Vanguardia, siempre oportunista, ha incorporado a su vocabulario el título de «embajador de Cataluña en Madrid», que, como es sabido, es la capital del país vecino. Ojo al dato.
En la periferia se advierte una intensa actividad. Según el diario ABC de hoy, miércoles, los catalanes han conseguido atraer a vascos y gallegos para celebrar un aquelarre con valor de salto cualitativo y asalto definitivo a la debilitada fortaleza: los separatistas se unen para asestar el golpe mortal a España. Mientras tanto, Zapatero sigue en la inopia. En la inopia pero tramando intrigas. Realmente curioso. Pájaro bobo opina que de él puede decirse lo mismo que del pseudosocialista catalán: nunca se sabe ni dónde está ni qué va a hacer un minuto después de hablar contigo. Acaso sea esa la esencia del carácter de fenicios y filisteos.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿conseguirá nuestro jefe de Gobierno engañar a españoles y antiespañoles con la misma carambola?

0 comentarios