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La industria de Pájaro bobo

Pasqual Maragall: ¿el enterrador enterrado?

Pájaro bobo conoce, en primera, segunda o tercera persona, las siguientes muertes: muerte espiritual, muerte intelectual, muerte física, muerte política y muerte civil. Algunos de sus amigos, desde Álvaro y Santiago hasta Píndaro, sin olvidar, claro está, a Margarita, saben lo que él piensa y ha pensado siempre de Pasqual Maragall. A Maragall, enterrador de oficio, le ha llegado la muerte política. Enric Juliana, el topo del parque del buen Retiro (el talp del parc del bon Recés), ha dejado aflorar su vena más genuina y ha escrito: «El que ha jugueteado con la corona de espinas debiera [por debería] saber llevarla». De ahí puede inferirse que ningún fenicio va a mover un solo dedo por este fenicio caído en desgracia.
El interfecto político ha confesado haberse visto traicionado por Zapatero, quién no. Lo que no dice nuestro interfecto político es que él tenía un plan para acabar no ya con Zapatero sino con la Constititución española de 1978, con la democracia e incluso con España como nación. En pocas palabras, lo que el interfecto quería y pensaba hacer era convertir a España en Iberia y a Iberia en la colonia fenicia situada a poniente de las tierras de Poniente. La primera parte del proyecto, germen de su proyecto-conjura, le salió bien. Apoderarse de los votos de los trabajadores españoles de Cataluña mediante un partido pseudosocialista y luego vendérselos a los de Madrid como votos separatistas. Veinticinco años son testigos de que lo que Pájaro bobo cuenta no es un cuento sino una infamia, una infamia tan vergonzosa como real. Votos españoles convertidos en votos separatistas y votos separatistas convertidos en la clave para destruir España. Infame, infame.
Aunque la crisis que, previsiblemente, se abre o se avecina dará lugar a muchas cábalas y predicciones, Pájaro bobo se inclina a esperar acontecimientos, al menos en líneas generales. En cualquier caso, quiere señalar, por lo que puede tener de significativo y/o sintomático, el hecho de que Manuela de Madre haya sido designada para presidir provisionalmente el pseudosocialismo catalán y catalanista. El eje charnego Montilla-De Madre puede marcar una nueva orientación y sobre todo romper el cerco catalanoseparatista como árbitro de la política española. Ya nos lo dirá Pujol ben Gurión.
Todo eso está por ver, como también está por ver qué papel va a jugar en el tablero español y concretamente en el flanco catalán el partido de los Ciudadanos. Una cosa está clara: cada vez son más los españoles conscientes de los peligros gravísimos que comporta no sólo para la democracia sino para España como nación dejar la llave de su funcionamiento político en manos de los separatistas. En ese sentido, el partido de los jóvenes rebeldes e ilustrados puede afianzarse como nuestra tercera fuerza política, de acuerdo con el modelo francés, o conducir a una refundación del socialismo de Cataluña, haciendo que responda al sentir de más del ochenta por ciento de sus miembros. En ese caso se acabará con la indignidad, obra de Maragall, de que los votos de los españoles pasen a manos separatistas y luego se utilicen para destruir España. La muerte política de Pasqual Maragall como traidor, estafador y delincuente político puede ser el punto de partida para acabar con esa conjura. Los españoles tienen la palabra.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿son ya plenamente conscientes los españoles del peligro que ha corrido y corre España como nación?

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