Sigue la cuenta atrás en la destrucción de España
Después del aquelarre de los fantasmas y los fantasmones del carallot Carod, el Topo del buen Retiro (el Talp del bon Recés) anunció la celebración de una «misa unitaria» que Pájaro bobo interpretó como una misa negra en la noche de Walpurgis. Ya vendrá. De momento, el lindakara Ibarreche toma la iniciativa separatista con la la última gran noticia: un referéndum de los vascos para los vascos. Días antes, en el Mundialito Benjamín celebrado en El Algarve, los alevines del separatista Laporta habían escenificado una de sus jugadas más conocidas y ensayadas. «Ellos que canten, vosotros aquí, sin moveros».
Tres preguntas ingenuas e intempestivas
¿Si un referéndum como el que prentende montar Ibarreche es anticonstitucional, no lo es, necesariamente, el marco político que, además de permitirlo, lo dirige y lo organiza?
¿Por qué las infracciones de la Constitución no conllevan ningún castigo para los infractores?
¿Por qué en la lengua y en el país del Golafre de las Pitiusas y del Talp del bon Recés no se pronuncian nunca palabras como perfidia, pérfido, traición, traidor, cobardía, cobarde, colaboracionismo, calaboracionista, cuando pertenecen por derecho propio al vocabulario más genuino e idiosincrásico de la política de la puta i la Ramoneta, versión vernácula, inductiva y trapisondista, de la vieja Realpolitik?
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