La sonrisa de Judas: Rodríguez Zapatero frente al Estado de derecho, la Constitución de 1978 y el pueblo español de 2007
Es posible que la osadía de Zapatero sea aún mayor que su ignorancia. Es posible que su perfidia sea aún más profunda que la de todos los pseudonacionalistas periféricos juntos. Es posible que, una vez más, confíe en su buena estrella y en sus dotes de trapisondista consumado, aún no consumido. Es posible...
Pero, en opinión de Pájaro bobo, Zapatero debe hacer las maletas y marcharse cuanto antes. Aún puede tomar el último tren. Tal vez mañana sea demasiado tarde. Sólo hace falta que el Tribunal Constitucional se pronuncie sobre sus actuaciones desde la redacción, la tramitación y la aprobación del Estatuo catalán hasta la puesta en libertad real, no nominal, de ese asesino y trabucaire llamado De Juana Chaos. Fraudes de ley sobre fraudes de ley. Todo ello para allanar y preparar el camino a la exaltación y glorificación no ya del terrorismo sino del crimen puro y duro.
Inteligente ignominia: el criminal erigido en héroe y sus víctimas olvidadas. ¿Y la ley?
En opinión de Pájaro bobo, el Tribunal Constitucional no debe demorar por más tiempo su intervención y debe pronunciarse si quiere cumplir con su obligación y salvar la Constitución de 1978 y con ella el Estado de derecho, Contitución y Estado de derecho que este pérfido e irresponsable discípulo de Maquiavelo y sus acólitos están destrozando con medidas según ellos inteligentes pero, al decir y sentir de la mayoría de los españoles, ni justas ni legales.
Tal vez sería útil e ilustrativo oír de nuevo qué piensan sobre el asunto maestros del juego político a tres bandas como, por ejemplo, Jordi Pujol, Josep Piqué, Maragall y Carod o analistas del ruedo ibérico tan sutiles, bien informados y desapasionados como Enric Sopena y Valentí Puig. Envoltorios y paripés aparte, lo que ellos digan será siempre lo contrario de lo que conviene a España y a los españoles.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿A dónde quiere llevar a España Zapatero?
A la vista del camino que ha emprendido y de los aliados e interlocutores que se ha agenciado, es momento de exigir su dimisión y su procesamiento; esperar a que hable o cante sería suicida, pues el angelito siempre ha actuado por vía de los hechos consumados. Y con la sonrisa de Judas en los labios.
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