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La industria de Pájaro bobo

Del PSOE-PSC a Ciudadanos pasando por el PPC o de Maragall a Carreras pasando por Piqué

Tres miembros del Rovell de l'ou al servicio de su causa en predios/pecios españoles

Desde los albores de nuestra democracia, el modelo catalán tenía prevista la monopolización de la dirección de todos sus partidos políticos, de modo que aquí, vora al mar de la Sargantana, la política la hicieran íntegra y exclusivamente ellos para ellos. Conditio sine qua non con valor de razón de (futuro) Estado. Los dirigentes del PSC o Partido de los Socialistas/Separatistas Catalanes fueron los primeros que pusieron en práctica la doctrina en el ámbito de su demarcación/jurisdicción. Esa doctrina, concebida a modo de fractal, debía servir a un mismo tiempo como modelo de cada uno de los partidos catalanes y de todos ellos en su conjunto como frente nacional e incluso como proyecto independentista bajo la fórmula, añagaza y trampantojo de soberanía compartida.
Ya antes de desgajarse nominal/oficialmente del PSOE, los pseudosocialistas de la cuerda de Obiols y compañía hacían política catalanista, separatista y, por lo tanto, contraria al ser y sentir del ochenta o noventa por ciento de los afiliados de su partido. Obreros españoles contra obreros españoles, política antiespañola perpetrada con españoles y por españoles ilusos e ilusionados, gracias a un ardid urdido por los muy burgueses hijos y herederos de las cien familias barcelonesas. Maragall triunfa y hace honor a su estirpe, pero sobre todo crea y funda escuela: la teoría y la práctica del federalismo asimétrico y la teoría y la práctica de la soberanía compartida son obra de este miembro vitalicio del Sanedrín catalán. Miserable, miserable.
Después de Maragall y una vez eliminado Vidal-Quadras, bestia negra de todos los separatistas y todos los separatismos que es fan i es desfan, le toca el turno a Piqué, otra eminencia del arte diabólico de la intriga y la traición. Su misión consiste en establecer-restablecer el sector del frente catalanista donde se asienta tradicionalmente la derecha española y filoespañola de Cataluña y donde en los últimos tiempos se han atrincherado-bunkerizado los superviventes del franquismo orgánico, así como no pocos funcionarios del Estado y representantes de las nuevas generaciones conservadoras. En esencia, la operación consiste en provocar la disolución del Partido Popular de Cataluña y forzar el paso-traspaso en masa de sus efectivos a Convergencia, llamada a ser la continuación social y sociológica del franquismo. A decir verdad, a Piqué la operación no le va a salir tan redonda como a su colega sonámbulo y noctívago, pero hay que reconocer que el hombre lo intentará y pondrá todo su empeño en la traición. Además, antes de marchar con viento fresco va a dejar en la parcela, ahora páramo y baldío, a dos subalternos de toda confianza/desconfianza con el encargo de ultimar/rematar la zacatúa y, para empezar y como de paso, hacer la vida imposible a un desvalido e inválido Daniel Cirera. De hecho, los dos subalternos —Montserrat Nebrera y Francesc Vendrell— llevan ya meses, incluso años, trajinando de cintura para arriba para dejar al pobre cirerer (cerezo) sensa cap fulla i amb el cap pelat. Y en esas están todavía. Por trajín e insidia, seguro que no va a quedar.
Cuando los jóvenes cibernautas del Partido de los Ciudadanos, burlando el sistema de vigilancia de los mossos d'esquadra de la Generalidad, penetraron en el Parlamento de Cataluña y hurtaron tres escons, los intelectuales que les habían prestado asistencia y cobertura, conocidos en esta página virtual como los Sirgadores de san Gervasio, volvieron a sus aulas, sus columnas periodísticas, sus revoluciones y sus intrigas de letra impresa y papel. Como siempre, como en el 68.
Todos menos uno. Uno de ellos decidió permanecer con los conjurados y asumir, por propia decisión/designación, el papel de algo así como consejero, tutor o Privatdozent de su joven e inexperto líder. A Pájaro bobo, la cosa no sólo no le gustó ni un pelo sino que incluso le olió muy pronto a chamusquina, pues, como el mencionado intelectual era miembro conocido y reconocido del Rovell de l'ou, establishment político, económico y social de la Generalidad, no acertaba a comprender qué podía hacer allí el subsodicho, como no fuera confundir al personal a la manera de un Piqué y, llegado el momento, prestar gustosamente su excelso know-how para barrenar la nave, hacerla embarrancar o guiarla hasta las atarazanas de la Barceloneta en su última y definitiva derrota.
Lamentablemente, y como era de temer, la nave de los Ciudadanos de Cataluña embarrancó frente a las costas pancatalanas de Convergencia, y el profesor Carreras, otrora consejero, tutor y Privatdozent de cibernautas, volvió a sus labores como miembro distinguido de la intelectualidad adscrita al Rovell de l'ou. Que le dure. Y recuerde: las aventuras, para los aventureros.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿qué será de los Ciudadanos de Cataluña sin su guía espiritual-intelectual o, lo que es igual, cómo terminará la aventurada singladura de la nave de los Ciudadanos en las empozoñadas aguas del mar, ayer piélago, de la Sargantana?

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