Blogia
La industria de Pájaro bobo

sociedad, sociología

Cataluña: una sociedad, dos comunidades


Historia, realidad social e irrealidad política

¿Qué son esos que se empeñan en hablar de una nación catalana y se niegan a admitir y reconocer la existencia de una sociedad civil formada, tanto hoy como a lo largo de la historia, por dos comunidades sociolingüísticas, una comunidad de lengua española, integrada ahora por más de cuatro millones de personas (equivalentes al sesenta por ciento de la población total), y una comunidad de lengua catalana, integrada por tres millones de personas (equivalentes al cuarenta por ciento restante): ignorantes o miserables?
¿A qué nación pertenecen los miembros de la comunidad de lengua española de Cataluña?
¿A qué nación pertenece Pájaro bobo?
Miserables, miserables.

El efecto Ramoneta

España a vista de murciélago

En la cama, cabeza abajo o, lo que es igual, a vista de murciélago, Pájaro bobo lee en ABC, único diario de todos los españoles: «El Gobierno vasco copia el modelo catalán en la enseñanza». Habida cuenta que el subsodicho pájaro lector ya bautizó el modelo catalán como modelo fenicio y el modelo fenicio como modelo y política de «la puta i la Ramoneta» y previó sus consecuencias sobre la Fenicia de Poniente y el resto de territorios autónomos de la ibérica piel de toro, ahora cae instintivamente en la tentación de blasfemar, pero enseguida, recordando que estamos en la «Semana pecaminosa», antes llamada «Semana santa», se reprime y se dice a sí mismo con lágrimas de Boabdil el Chico en el alma: «Claro, claro, eso es el efecto Ramoneta».
Luego, meditando y contemplando España a vista de murciélago, Pájaro bobo acierta a preguntarse antes de que se le vaya definitivamente la cabeza: ¿por qué en España, siendo como es una democracia, las minorías se imponen a la mayoría? ¿Será que, a vista de murciélago, en España todo es lo contrario de lo que es y, por lo tanto, todo es lo que no es?

Los nuevos catalanes


No son catalanes de vena y mena sino una mena de catalanes. Se esfuerzan en parecerlo y sobre todo en que no se les note que llegaron de fuera. Son conversos e hijos de conversos


Sus padres, emigrantes/inmigrantes de los años cincuenta y sesenta de ese siglo que ya es historia, se instalaron en los suburbios de la metrópoli catalana y las ciudades de su cinturón industrial, vora al mar de la Sargantana. Trabajaron, medraron y prosperaron. Con la llegada de la democracia, sus hijos, adiestrados en las asociaciones de vecinos, en las casas regionales, en los sindicatos y en los comités de empresa, cogieron la antorcha de la izquierda beligerante y se afiliaron en masa al PSC de los Obiols, los Serras y los Maragalles. Carne de cañón y fuerza de choque en las huelgas y las manifestaciones populares contra el franquismo y en beneficio de un catalanismo siempre burgués, siempre oportunista, siempre al acecho. Hasta que llegó su hora. La burguesía catalana, ahora orgullosamente catalanista, elaboró el organigrama y se reservó/copó las instancias de poder y representación. De momento, la charnegada a las galeras. Pero luego esa misma burguesía comprendió que había que incorporar al proyecto de la soberanía compartida a los elementos más dóciles y desleales/leales de esa charnegada que, mientras tanto, había dado origen a una nueva forma de catalanidad. Entonces surgen los Montillas, las Chacones, los Icetas, los Corbachos, las Manuelas de Madre y tantos y tantas otros y otras que aprendieron a medrar y medraron. El Sanedrín catalán decide concederles rango de catalanes e incorporarlos a su proyecto como mensajeros e interlocutores de los políticos españoles. Y en esas están.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿a qué extraño designio obedece querer colocar como ministro de Fomento a un analfabeto funcional?

Ciudadanos españoles contra la Generalidad de Cataluña


En memoria del 2 de mayo de 1808

Pájaro bobo considera que ha llegado la hora de que los ciudadanos españoles de Cataluña lleven ante los tribunales a los responsables de la Generalidad de Cataluña con las siguientes acusaciones:
Infracción grave, persistente, manifiesta y deliberada del espíritu y la letra de la Constitución vigente en España desde 1978.
Organización y dirección de campañas de persecución del idioma español y de miembros individuales y colectivos de la comunidad de lengua española de Cataluña: genocidio socio-cultural.
Malversación de fondos públicos, bien directamente, bien a través de subvenciones fraudulentas, como financiación de la independencia de Cataluña.
Observación
En principio, no deberá haber problemas para recabar pruebas de éstas y otras acusaciones no menos graves, pues desde hace años la Generalidad viene alardeando de sus prácticas anticonstitucionales y antidemocráticas.

En opinión de Margarita


La democracia en cuanto orden social empieza y termina con la lengua

En opinión de Margarita, lectora agradecida de los papeles de Pájaro bobo, éste está contribuyendo a mejorar y ampliar los usos democráticos de los hispanohablantes e hispanolegentes en cuanto que en su página rehúye deliberadamente las afirmaciones categóricas y se limita a exponer opiniones, opiniones que, a decir verdad, luego defiende con tanta entrega como lealtad. Al menos, eso cree y eso pretende. Pájaro bobo entiende que ser racionalmente demócrata consiste en respetar la ley, en este caso la Constitución, en primera persona y permitir que los demás hagan y digan lo que les venga en gana, remitiendo todos los comportamiento, el suyo y los ajenos, a esa misma ley. A tal fin él considera imprescindible que se dejen a un lado las afirmaciones categóricas y las descalificaciones y se adopten formas que expresen opiniones y puntos de vistas personales, y que unas y otros estén siempre condicionados y sean sometidos siempre a criterios colectivos y principios objetivos. No parece correcto que alguien diga, por ejemplo: «Señor Rajoy, repita conmigo...». «No venga usted a darnos lecciones». «Eso no toca», «El PP no debe buscar elementos...». «Gallardón tiene que utilizar todas sus probadas dotes de comunicador...». A juicio de Pájaro bobo, esas expresiones y todas las de su estilo están reñidas no sólo con el espíritu de la democracia sino incluso y sobre todo con la racionalidad que debe presidir la convivencia humana. En cualquier caso, él entiende que las opiniones son irrefutables y/o irrebatibles en cuanto que, formuladas como opiniones, no tienen carácter ni dogmático ni impositivo.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿es posible que haya democracia en una sociedad que ignora las formas de expresión democráticas?

Robert Fischer: el estilo como superación del estilo


Hay personas que, elevándose por encima de las limitaciones innatas, se liberan de la huella de su pie

Siempre nos enseñaron que «el estilo es el hombre» cuando acaso deberían habernos enseñado que «el ser humano es el estilo». Alguien cuyo nombre Pájaro bobo no recuerda escribió, no hace mucho tiempo, que «el estilo es la transgresión de la norma», definición que podemos dar, a un mismo tiempo, por parcialmente correcta y parcialmente incorrecta, pues el estilo es en definitiva toda una manera personal (¿única?) de ser y estar en el mundo. Eso es, al menos, lo que Pájaro bobo piensa. De hecho, él también tiene su estilo. Robert Fischer consiguió superar las tendencias innatas e inconscientes que determinaban su modo de jugar y, a partir de ahí, desarrollar otro que no era producto inexorable de su temperamento sino fruto sazonado y razonado de sus conocimientos, conocimientos que le decían cómo debía jugar y, más concretamente, que debía tratar cada posición en función de las condiciones objetivas, no en función de una manera apriorística y en buena medida incontrolable de percibir el juego y sus diferentes situaciones. Así, el atormentado judío estadounidense consiguió hacer suyo un estilo que, por suprapersonal, era impersonal y prácticamente inimitable. Varios jugadores de ajedrez, como, por ejemplo, el cubano Raúl Capalablanca, posiblemente el hombre con la visión más profunda y diáfana del llamado juego-ciencia en términos dinámicos, han llegado a esos niveles de excelencia y, en cambio, otros predicaban y practicaban un juego esencialmente agresivo. Es sabido que Alekhine, un bebedor nada santo, estaba dominado por una agresividad del tipo instinto asesino, mientras que el erudito judío Emmanuel Lasker afirmaba que en cada momento hay que hacer no la mejor jugada sino la más molesta para el contrincante. El caso de Robert Fischer es tanto más interesante en términos psicológicos cuanto que no tuvo una formación intelectual equilibrada y completa y, como es sabido, padeció graves trastornos psíquicos durante gran parte de su vida.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿tenía razón el que definió el ajedrez como una masturbación del cerebro?

¿Cambio climático?


Pájaro bobo considera que llamar cambio climático a un deterioro galopante, deliberado y sistemático de las condiciones del medio ambiente y, en general, de la bioesfera es un fraude semántico que pretende ocultar todo un cúmulo de abusos de carácter destructivo y, por lo tanto, también delictivo.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿camina fatalmente el ser humano hacia su destrucción?

Colegio Alemán = Deutsche Schule

Hay razones suficientes, nunca sobradas, para pensar que pertenecer a una de las grandes culturas europeas es siempre una ventaja y pertenecer a una cultura minoritaria es siempre una desventaja

Enviar los hijos a un colegio extranjero, sea, por ejemplo, el Colegio Alemán, determina una situación específica que los padres deberían conocer y tener en cuenta tanto a la hora de tomar la decisión como durante el período de escolarización (desde el ingreso en el Kindergarten, con tres años, hasta la obtención del Abitur, en torno a los dieciocho). La experiencia de Pájaro bobo, basada en un planteamiento integral a priori, ha sido francamente positiva, y hoy sus hijos, Ana y Miguel, poseen una formación intelectual y psicológica de corte europeo o, lo que en en este caso es igual, rica, abierta y libre de localismos empobrecedores. Según Pájaro bobo, la medida requiere en los padres una vinculación previa con la cultura alemana, pues les va a exigir la creación, en el seno familiar, de una especie de oasis en el que se cultiven con cierta normalidadd la lengua de Goethe y, en la medida de lo posible, los valores de la cultura germana, habida cuenta que, como dice Heidegger, la lengua es «la morada del ser». Ana y Miguel tuvieron durante quince años una chica o un chico alemán a la hora de hacer sus deberes y, cuando ya estaban en la cama, sus padres, acompañados de ella o de él, repasaban los deberes y preparaban las mochilas para el día siguiente. Cada noche, durante quince años. Se comprende que los/las Au-pairs no resistieran la prueba y se volvieran a su tierra sin dar crédito a lo que habían visto y vivido. Todos menos uno, Ingo. Ingo resistió seis años y, además de ahorrar un dinerito curioso, estudió dos carreras, con lo cual se ganó el título de hijo adoptivo de la familia, título que aún conserva y exhibe.
Pregunta espontánea y pertinente de un niño español que estudia en el Colegio Alemán: Papá, ¿por qué tengo que estudiar yo en el Colegio Alemán si todos los demás niños estudian en colegios de aquí? Respuesta del padre: Cuando seas mayor lo sabrás y lo entenderás.

Contra la dictadura catalanoseparatista


Ni opresión ni guetos

Los separatistas catalanes suelen decir que la creación de una línea de enseñanza en español generaría la formación de guetos en Cataluña. Evidentemente, para ellos la solución ideal contra ese mal es la opresión de más de la mitad de la población de esta Comunidad Autónoma. Miserables, miserables.
Dos preguntas ingenuas e intempestivas y una sugerencia ni ingenua ni intempestiva:
¿Dónde queda la Constitución española?
¿Dónde quedan los derechos democráticos de más de cuatro millones de españoles?
¿No sería justo organizar una campaña de desobediencia civil ante este estado de cosas?

Del franquismo a Convergencia pasando por la Mola

La raposa en el gallinero del PP catalán

Cuando el inicuo Josep Piqué consideró llegado el momento, abandonó el Partido al que pensaba traicionar y traicionó. Por entonces, ya tenía instruida y adiestrada a una subalterna de toda su confianza/desconfianza con el encargo de que continuara y rematara la labor iniciada por él: el desmantelamiento del PP, el más impopular de los partidos de Cataluña, y su paso/entrega a la Convergencia de la gent de seny. Días atrás, dicha subalterna, de nombre Montserrat Nebrera, estuvo en Sabadell y Tarrasa, tierra histórica de urdidores de la lana, para predicar su doctrina y explicar su mensaje. Aquí, como en tantos otros lugares de la antigua España, ya hace tiempo que los últimos resistentes del franquismo orgánico decidieron pasarse en bloque al bando del catalanismo oficial, que, según vaticinó en su momento un avisé y avispado observador local, estaba llamado a ser, en el plano sociológico, la continuación digna y respetable del franquismo. En este asunto, como en otros relacionados con los contactos entre miembros del antiguo Régimen y representantes de las capas medias y superiores de la sociedad civil catalana y catalanista, los dos bandos han contado siempre con los buenos y caritativos oficios de monjes montserratinos, feligreses de San Félix, miembros de la Obra y devotos falangistas. Y así ha sido en esta ocasión. La tal Nebrera, en funciones de mediadora y captaire (!) por encargo, se movió con la soltura y la confianza de quien está en casa y con los suyos. Y lo estaba. En el fondo, su misión era tan sencilla como altruista. Se trataba y se trata de proporcionar una patria y un hogar político a aquellos elementos de la pequeña y pequeñísima burguesía hispanohablante de Cataluña que, muerto el Generalísimo y extinguido definitivamente su régimen, se quedaron sin lo uno y sin lo otro. La Nebrera ha venido a ofrecerles una patria y un hogar político debidamente actualizados y actuales. En adelante sólo tendrán que seguir la flecha. Aquí, como en la Legión, no se le pregunta a nadie por su pasado y, en consecuencia, nadie tiene que cambiar de ideología; a lo sumo, de bandera. De bandera y, claro está, de lengua. ¡Ay la lengua!
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿alguien duda de que la raposa enviada por Convergencia va a terminar de esquilmar el maltrecho gallinero del más impopular de los partidos de Cataluña?
Cirerer, cirerer,
quién te ha visto y quén te ve.

Valentí Puig y el lobby catalanista de ABC

Agentes separatistas en el Madrid plural de las cafeterías y el bourbon

Después de desnaturalizar la separata Cataluña y convertirla en la retaguardia de La Vanguardia, hoy cínicamente antiespañola, el lobby catalanista de ABC sigue trajinando activa y furtivamente para hincarle el diente a su cabecera y hacerse con la dirección del único periódico de todos los españoles. En muchos de los escritos sin firma que definen la línea ideológica de ABC, agrupados en las primeras páginas interiores, Pájaro bobo adivina, intuye y percibe desde hace tiempo la sombra de la mano y la péñola traidoras de Valentí Puig tanto por lo que en ellos se dice y la manera en la que se dice como por lo que en ellos no se dice y la manera en la que deja de decirse. El taimado isleño saca punta a la actualidad y barrena constantemente textos y mensajes para purgarlos y acondicionarlos. A los ojos de Pájaro bobo, Valentí Puig, figura destacada del lobby pujolista de ABC, encarna una vena separatista, presuntamente ilustrada, caracterizada por su perfidia y su cinismo. Miserable, miserable.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿por qué, mientras muchos españoles, una vez registrados sus nombres en los ficheros del Servicio de Inteligencia Catalán, próximo a Carod Rovira, viven en indignas e indignantes condiciones de marginación social y laboral, separatistas como Valentí Puig, además de practicar la intriga y el sabotaje por encargo, medran gloriosamente en el Madrid plural de las cafeterías de hotel y el bourbon?

Socialismo


La utopía, esa forma de racionalidad


El socialismo tiene y tendrá razón de ser mientras haya injusticias en el ámbito humano. De hecho, el socialismo es una forma de utopía y la utopía es una forma de racionalidad situada en ese momento, previsto por Hegel y Marx, en el que lo real pase a ser racional, de modo que sólo lo racional sea real y, en consecuencia, todo lo real sea racional, sólo racional. El socialismo alcanzará su meta en el momento en el que, tras un proceso histórico de integración, realidad y racionalidad pasen a ser uno y lo mismo.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿puede alguien hablar de un socialismo al servicio de políticas e ideologías que, en el curso del devenir histórico, priman la desintegración de pueblos y sociedades?

El Ómnium cultural y el independentismo catalán

Del Rey de España sólo quieren su cabeza

Si en el pasado la política de los separatistas catalanes, desde Pujol ben Gurion hasta el carallot (botarate) Carod pasando por Maragall ben Ariel, se distinguó siempre por su sigilosa perfidia y su capacidad de actuar simultáneamente en diversos frentes y en diversos planos al mismo tiempo de acuerdo con lo que Pájaro bobo definió en su momento como política de la puta i la Ramoneta, ahora la situación empieza a cambiar claramente, pues parece que los agentes de sus avanzadillas tienen orden de actuar a plena luz de día; con la cara cubierta, pero a plena luz de día. Esas avanzadillas reciben instrucciones y, naturalmente, cobertura y protección de instancias próximas a la Generalidad o, más exactamente, al Sanedrín a través de Ómnium cultural, en este caso contracultural. Subvencionada generosamente por el gobierno autonómico con el dinero de todos los españoles (en torno a un millón de euros al año), esta entidad tiene a su cargo grupos organizados que se dedican sistemáticamente a reventar actos de signo español, a acosar y hostigar a personas no gratas al catalanismo y a organizar manifestaciones y campañas de claro signo independentista. Lo ocurrido en Gerona por partida doble con los retratos del Rey, el macabro mensaje enviado a Albert Rivera, líder del Partido de los Ciudadanos, y el acoso al que se ven sometidas en estos momentos cientos de personas en Cataluña son una muestra de que el separatismo catalán ha decidido pisar el acelerador y pasar a una etapa de acción directa y abierta. Miserables, miserables.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿es lícito que el gobierno de España financie a través de la Generalidad las acciones de grupos independentistas organizados?

Apuntes para una historia verídica de Cataluña: de una dictadura española a una dictadura antiespañola

A Francesc de Carreras, catedrático de Derecho Constitucional, con el deseo de que Dios le conserve la docta ignorancia

Cuando en 1978 se instauró un régimen formalmente democrático de los Pirineos para abajo, elementos catalanistas, casi siempre camuflados en organizaciones religiosas, llevaban años, incluso decenios, intrigando en las entrañas de la dictadura. Una de las acciones más conocidas de aquella bona gent fue la campaña político-religiosa impulsada con el sibilino lema «queremos obispos catalanes», ya en las postrimerías de un franquismo agonizante pero aún temido por los habitantes de estas tierras en general y por sus cabezas pensantes e intrigantes muy en particular. Más tarde, y esto es sin duda lo más significativo de todo el hecho desde el punto de vista sociológico, esos mismos feligreses actuarán como elementos de contacto y enlace/trasvase entre el feneciente orden franquista y el emergente proyecto catalanista. Habida cuenta de la historia del Principado y la idiosincrasia de sus habitantes, se comprende que, después, colaboradores y colaboracionistas no sean anatematizados como traidores sino ensalzados tanto por su fidelidad al país como por su aportación a la nueva causa colectiva, pues con su labor contribuyeron decisivamente a que las instituciones catalanas no pasaran a manos extrañas y, en definitiva, no se desnaturalizaran y no se perdieran para siempre.
Como tantas veces en la historia, en aquellos años de incertidumbre los focos de rebelión abierta y espontánea surgieron en las barriadas de la gran urbe y en las ciudades de su cinturón industrial y fueron protagonizados, en la mayoría de los casos en solitario y a pecho descubierto, por los obreros españoles —comunistas y socialistas— en las calles y las fábricas. Fue la hora histórica de los charnegos y su incierta gloria. Mientras tanto, los líderes y los políticos catalanes preferían reunirse en sacristías y conventos, cedidos caritativamente por mossens y capellans, para dirigir las manifestaciones obreras y ciudadanas pero sobre todo para organizar y preparar la toma del poder, actividad sigilosa y doblemente desleal, practicada siempre y sólo a distancia. Así, cuando se instauró oficialmente la democracia en España y sus regiones, los conjurados ya tenían a punto un plan para que aquí el poder, todo el poder, pasara inmediatamente a manos catalanas, de modo que en Cataluña la política la hicieran los catalanes, sólo los catalanes, tanto para ellos como para los no catalanes. El plan consistía en copar la dirección y la estructura organizativa de todos los partidos del espectro político mediante un movimiento sigiloso y, a ser posible, rápido de expansión-monopolización horizontal, con objeto de que sólo hubiera partidos catalanes/catalanistas y todo aquel que votara tuviera que votar necesariamente catalanista. Así, la implantación de un régimen democrático en Cataluña constituyó un fraude y ese fraude respondió a una conjura. Los españoles de Cataluña fueron utilizados como fuerza de choque y carne de cañón en la lucha por el derrocamiento de la dictadura de Franco, al fin y al cabo una dictadura española, y luego fueron sometidos alevosa y deslealmente a una dictadura antiespañola. Gracias a su legendaria y acreditada perfidia, una comunidad sociopolítica minoritaria se impuso a una comunidad mayoritaria en una proporción del sesenta al cuarenta por ciento y la borró del mapa político, social y cultural, tan pronto como se hizo con el poder. Así se fraguó la imagen de una Cataluña política, social y lingüísticamente monolítica. Y ahí seguimos. Miserables, miserables.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿sería lícito que, ahora, esa situación fuera refrendada como democrática e inamovible por el Tribunal Constitucional con su veredicto sobre el último Estatuto de Cataluña?

El dinero de unos y el trabajo de otros

Reescribamos nuestra realidad

Es fama que los catalanes son trabajadores y que, como Autonomía, Cataluña aporta más de lo que recibe. Lo que no se dice es que en Cataluña hay una comunidad de lengua española, que representa aproximadamente el cincuenta y dos por ciento de la población, y una comunidad de lengua catalana, que equivale al cuarenta y ocho por ciento restante. Tampoco se dice que, siendo minoritaria, la comunidad de lengua catalana copa la totalidad o casi la totalidad de los puestos directivos de la Generalidad y sus incontables delegaciones y subdelgaciones, así como de las grandes entidades financieras y de las grandes empresas, mientras que la presencia de la comunidad de lengua española va de un cinco por ciento escaso en la Administración autonómica, siempre en puestos de cintura para abajo, a un noventa y cinco por ciento en sectores como servicios y construcción. Eso ni se dice ni se hace constar, pero es cierto y por lo tanto debería saberse. Así tal vez terminaríamos con el mito de los que trabajan y los que viven a sus expensas. La realidad es justamente lo contrario.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿cuándo estarán las dos comunidades sociolingüísticas de Cataluña en plano de igualdad en cuanto a derechos y obligaciones?

El Sanedrín catalán

Israel, pueblo elegido, como referente y modelo

Mientras prepara un texto sobre el Sanedrín catalán y sus relaciones con el establishment burgués, oligárquico-plutocrático, conocido como el rovell de l'ou en las tierras bañadas a levante-poniente por el mar-ciénaga de la Sargantana, Pájaro bobo lanza la pregunta: ¿qué es el Sanedrín catalán?

Aclaración: a cada uno lo suyo

Es lo que Pájaro bobo dice a sus opresores siempre que puede y le dejan: «Vosotros me oprimís, yo os pongo el nombre». ¡Qué menos!
«¿Es que acaso pretendéis que os llame como vosotros queréis? ¿Es que acaso debo llamaros lo que no sois para que sigáis siendo lo que sois?

Clavo y anclaje: la Regàs y el Coscubiela


Si la tal Rosa Regàs es, además de un cuerpo extraño, un clavo hundido en el corazón de España por su deshonrosa condición de contradirectora de la Biblioteca Nacional (¡de España!), Joan Coscubiela es un hondo y nefasto punto de anclaje del separatismo funcionarial en el ámbito de los sindicatos. Servil subalterno del Sanedrín catalán, Coscubiela ha conseguido desnaturalizar y por lo tanto desespañolizar todo el ámbito obrero que se extiende desde el Partido de los Pseudosocialistas de Cataluña e Izquierda Desunida hasta las casas regionales, pasando por las zonas controladas —sólo nominalmente y/o de cintura para abajo— por los Gorbachos, los Bustos y compañía y pertenecientes a las zonas suburbiales de la gran metrópoli barcelonesa. Eso es trabajo de zapa y lo demás son demagogias. Un colectivo en el que el noventa y nueve por ciento de los operantes es de lengua y sentimiento españoles controlado y dominado por un insecto con cabeza y boca de insectívoro. No es ni infundio ni calumnia pensar y decir que esa rosa que no es una rosa se alegra de que en España se lea cada vez menos. Se alegra y, afortunamente, lo dice. En algo debe notarse su paso por la Biblioteca Nacional del Estado opresor. También se nota, y mucho, el paso del tal Coscubiela por los sindicatos y el peso de su trabajo al servicio del Sanedrín catalán. En enhorabuena y, cuanto antes, buen viaje.
Tres preguntas ingenuas e intempestivas
¿Figurará un día en la biografía de Rosa Regàs elaborada y financiada por la Generalidad con dinero de los españoles un comentario que diga, por ejemplo, «desde su cargo al frente de la Biblioteca Nacional del país opresor consiguió que en él se leyera considerablemente menos»?
¿Es lícito, democrático y en definitiva justo que los obreros españoles de Cataluña, región española al fin y al cabo, tengan como jefe un funcionario, agente y confidente del Sanadrín catalán, ente antiobrero y antiespañol?
¿Qué criterios se siguen en el nombramiento de personas para ocupar cargos dependientes de la Administración del Estado?

De agentes dobles


Preguntas ni ingenuas ni intempestivas sin esperanza de respuesta
¿Y si Valentí Puig, agente doble conocido en este minifundio virtual como el Golafre de las Pitiusas, decidiera cambiar de táctica y/o de estrategia y por una de esas cosas raras de la vida empezara a escribir lo que piensa tal como lo piensa y de manera que se le entienda?
¿Le dejaría en su parcela la dirección del diario ABC?
Mientras tanto,
¿por qué un separatista de tomo y lomo guarrea a diario, o casi a diario, las páginas del diario ABC y un español no puede escribir en La Vanguardia, «avantguarda» del separatismo catalán en todas sus formas?
¿Por qué lo suyo tiene que ser sólo de ellos y por qué lo nuestro tiene que ser sólo de todos?

Lecciones de cierta teoría del caos

Al partido de los Ciudadanos

Hoy la teoría del caos se aplica a todo tipo de sistemas dinámicos. El secreto consiste en elaborar modelos que, además de ser aplicables a esos sistemas, permitan predecir su comportamiento en el tiempo y en el espacio. Dónde están ahora y dónde estarán en el futuro. Qué son ahora y qué serán en el futuro. Matemáticas, geometría, física, meteorología, ciencias sociales, recursividad, predecibilidad, impredecibilidad, caoticidad, trayectorias, órbitas, derivas, saltos cuantitativos, saltos cualitativos, el universo como árbol, el conocimiento humano como imagen isomórfica (Bild) de ese árbol, Heráclito, Euclides, Newton, Marx —sí, Marx—, Einstein y sobre todo los padres de la nueva ciencia: Mandelbrot, Feigenbaum, L. Lorenz, M. Libhaber, A. Winfree, M.A. Mandell. Los modelos responden siempre a la misma idea. Esa idea es el fractal. El fractal es la fórmula de las fórmulas, la idea-unidad primigenia. Evidentemente, en cuanto que elabora modelos para predecir comportamientos, la teoría del caos puede ayudar a prever/evitar situaciones no deseadas en campos como la meteorología y la sociología.
Ejemplo
En una sala hay cincuenta personas. Inician un debate y empiezan a hablar diez, que luego pasan a ser veinte, treinta, cuarenta y, por último, cincuenta. Cuando todos los presentes están hablando, tienen que hacerlo progresivamente más fuerte y más alto, pues cada uno de ellos quiere imponerse a los demás. Así lo único que consiguen es aumentar el ruido y el desorden, hasta llegar a una situación de caos en sentido literal. Han quedado presos en la espiral que ellos mismos han ido generando. Lo dicho significa que, cuando en una situación no hay una voz capaz de imponerse a las demás y acallarlas, las voces que intervengan van a contribuir inexorablemente a incrementar el ruido, el desorden y, por lo tanto, el caos. ¿Resultado? Todas las voces sin excepción quedan presas en la espiral que han generado.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿cuándo comprenderán algunos ciudadanos que lo auténticamente racional es no entrar en esa espiral y que, una vez se ha entrado en ella, la única salida racional es la que lleva al silencio?
Dos observaciones
Primera. En la teoría del caos stricto sensu, el caos es entendido no como antítesis del orden sino como un orden de características impredecibles y, a pesar de ello, susceptibles de ser descritas en términos precisos y concretos. Algo así como un orden de evolución impredecible.
Segunda. En el análisis fractal del modelo económico de Marx alguien ha tomado como unidad la propiedad privada, incluso la mercancía. Aquí, con una perspectiva mucho más amplia, tal vez podríamos tomar como fractal la palabra, que, según está escrito, fue lo primero que existió.